Muchas veces se nos ha dicho que ser padre es una experiencia inigualable, y la verdad que si lo es. No solo por las alegrías que para los demás parecen algo absurdo, sino también por la cantidad situaciones que debemos superar para lograr alcanzar momentos así.
Muchas veces al ser padres y estar inmersos en nuestras actividades laborales pensamos en el sustento y como llevar más recursos a nuestro hogar y con esto pensamos que nuestros hijos estarán bien.
Pero la verdad es que en la mayoría de los casos nuestros hijos también están experimentando situaciones o problemas que requieren de nuestra atención, ya que ellos no cuentan con la experiencia para afrontarlos de manera sabia.
Los hijos, sobre todo cuando son niños, necesitan comunicarse con nosotros y darnos a entender sus puntos de vista, sus miedos, sus anhelos, sus sueños. Sin embargo, por el día a día, no estamos listos para hacer frente a esto, lo que trae consigo la consecuencia de que nuestros hijos se cohíban de decirnos cosas y en la mayoría de los casos desarrollen problemas de autoestima porque no se sienten lo suficientemente importantes como para ser el foco de nuestra atención.
Es cierto que cuando decidimos ser padres renunciamos a ciertas cosas, que si las seguimos llevando a cabo podríamos parecer irresponsables, sin embargo, es cuestión de saber balancear todas las responsabilidades y dejar paso a nuestros intereses comunes.
Es increíble como un niño pequeño puede llegar a decir cosas tan profundas que llegan a sorprendernos, esas personitas que pensamos que su vida es fácil y que se trata solo de estudiar y divertirse en realidad están experimentando situaciones que requieren atención, miedos que merecen ser disipados e historias maravillosas que merecen ser escuchadas.
Un momento de atención puede marcar la diferencia entre cómo serán nuestros hijos en el futuro. Si, es cierto, muchas veces no sabemos que hacer o que decir, de hecho, muchas veces siento que estoy manejando a ciegas cuando hablo con mis hijos, no sé si el consejo que yo vaya a dar terminara siendo peor de lo que creo; pero lo importante es hacer todo desde el amor, pero desde el amor puro y sincero, nada que ver con todas esas ideologías hippies que abundan que simplemente justifican el hacer daños a otros a través de que solo es amor propio y que somos el reflejo que los demás tienen dentro de ellos.
No me malinterpreten, no es que yo no crea en el amor, pero si pienso que todos tenemos nuestra manera particular de llegar a él, la mía es a través de mis hijos, que es el verdadero amor que he logrado experimentar y quienes considero que son las personas más sinceras conmigo.
Después de todo, los hijos son nuestro reflejo y somos sus modelos a seguir si queremos que la sociedad mejore y se vuelva un mejor lugar para vivir