Sylvia Likens
La Historia a continuación se centra en Indianápolis, capital de Indiana en Estados Unidos.
La protagonista Sylvia Likens, nació el 3 de enero de 1949, entre dos mellizos Diana y Daniel, mayores que ella; y Jenny y Benny, un año menos. La menor (Jennifer) había sido diagnosticada con poliomielitis a los cinco años de edad. Sus padres, Betty y Lester Likens se separaron en 1965 quedándose, Jennifer y Sylvia, con su madre.
En junio de ese mismo año las dos niñas Jennifer y Sylvia fueron dejadas al cuidado de una ama de casa llamada Gertrude Baniszewski, una señora asmática con seis hijos a quien habían conocido pocos días antes en la iglesia, la convencieron pagándole a Baniszewski unos muy necesitados 20 dólares a la semana por cuidar de las niñas, y quedaron convencidos de que Gertrude cuidaría de Sylvia y Jenny como de sus propias hijas.
Todo iba bien hasta que los 20 dólares llegaran con un día de retraso, entonces, Baniszewski llevó a Sylvia y a su hermana Jennifer al sótano y les dijo:
«Bien, perras, he cuidado de ustedes durante una semana por nada. El cheque de su padre no ha llegado» .
Cuando Sylvia intentó explicar que seguramente el dinero se había retrasado, Gertrude ordenó a ambas que se inclinaran sobre una cama, se quitaran la falda y ropa interior y las azotó con una pala en las nalgas. Como Jennifer tenía poliomielitis y era la más pequeña, Sylvia propuso a Gertrude que la castigara a ella en vez de a su hermana pequeña. Baniszewski accedió y ahí comenzó el maltrato hacia la pequeña Sylvia, ya que, después de una semana, Betty y Lester Likens fueron a visitarlas, como nadie se quejó y los Likens se marcharon contentos, Baniszewski y sus hijos, así como varios adolescentes del barrio, empezaron a abusar física y psicológicamente de Sylvia.
Algunos de los abusos sometidos hacia Sylvia Likens
Un día, Gertrude le preguntó a Sylvia por qué pasaba tanto tiempo en la tienda de alimentos donde trabajaba. Likens explicó que había encontrado botellas de soda vacías y que las estaba llevando a la tienda para ganar unos cuantos centavos extra. Baniszewski no le creyó y la obligó a desnudarse completamente e introducirse una botella de Coca-Cola en la vagina delante de todos sus hijos y de Jenny. Este suceso ocurrió dos veces. La primera vez la botella se rompió estando en el interior de la niña y los cristales rotos le desgarraron las paredes vaginales.
Una vez, Sylvia orinó en su cama sin darse cuenta. Esto fue porque la niña recibía de castigo patadas entre las piernas y por el daño perdió el control de su vejiga. Gertrude, enfadada, volvió a introducirle la botella de Coca-Cola en la vagina, aunque esto era algo ya habitual para Sylvia. Entonces, Baniszewski decidió que Sylvia no estaba a la altura para dormir arriba con el resto de la familia. Creía que el sótano y el colchón serían lo suficientemente buenos para ella. A partir de entonces, Sylvia sólo se alimentó de una pequeña porción de agua y galletas saladas a la semana, la obligada a comer su propio excremento y la muchacha se desnutrió y deshidrató.
De vez en cuando, los chicos Baniszewski la sumergían en baños excesivamente calientes. Cuando salía, su piel estaba irritada y roja por el calor. Una vez se desmayó en la bañera y fue sacada por el pelo. En un momento dado —muy complicado de determinar para los médicos forenses—, Sylvia dejó de resistirse a sus castigos. Entonces la señora Baniszewski le arrancó la blusa y los pantalones cortos, que es el estado en el que se quedaría Sylvia durante el tiempo de vida que le quedaba allí.
A Ricky Hobbs, un muchacho del barrio de Indianápolis, le había gustado Sylvia desde el momento en el que llegó, pero ella le rechazó y empezó a salir con otros chicos, lo que le produjo un gran odio hacia ella. En varias ocasiones, él y Coy Hubbard, quien tenía 15 años y era el novio de una de las hijas de Gertrude, Stephanie, pesaba 85 kilos y medía casi dos metros, era uno de los peores tormentos de Sylvia, una especie de experto en judo y le encantaba lanzar a la chica por el aire; ellos ataban a Sylvia Likens a una viga de madera que había en el sótano, después de una gran cantidad de golpes que le propinaban ambos. En una ocasión, Richard Hobbs acogotó a Sylvia durante tanto tiempo que todo el mundo pensó que se había muerto.
Durante ese largo período, la señora Baniszewski contó por todo el vecindario que Sylvia era una prostituta, lo que causó que los vecinos no la miraran con buenos ojos. Luego obligó a la niña a escribir varias cartas donde detallaba escabrosos asuntos sexuales y confesaba que era una prostituta.
El hogar de los Baniszewski era el punto de encuentro de muchos chicos y chicas del barrio. Cuando varios jóvenes observaron que Sylvia soportaba el abuso al que era sometida, ellos también comenzaron a mofarse de ella y a aplicarle castigos físicos. Los chicos la mordían, besaban, acosaban, intimidaban y abusaban de ella sexualmente. También traían a sus respectivas novias y a varios amigos, que también se reían de ella. Nunca pensaron que todo iba a llegar tan lejos.
Últimos Días
Pocas semanas antes de su muerte, Gertrude, con una aguja al rojo vivo, escribió en el abdomen y estómago de Sylvia: «Soy una prostituta y estoy orgullosa de serlo». A mitad del trabajo se cansó, pero Ricky Hobbs continuó el trabajo por ella mientras John Baniszewski Jr. le sujetaba los brazos a Sylvia Marie. A la mitad de penúltima palabra, la aguja dejó de quemarle la piel, por lo que Hobbs empezó a hacerle cortes en vez de rozar la aguja en la piel para escribir.
« ¿Qué harás ahora, Sylvia? —Musitó Gertrude con la mirada fría— ¿Qué harás? Ahora ya no podrás mostrarte desnuda ante ningún hombre sin que te vea la marca. Ahora ya nunca podrás casarte. ¿Qué vas a hacer? ».
Pocos días antes de la muerte de la muchacha, intentó escaparse. La descubrieron y fue brutalmente castigada. Su hermana Jennifer Likens fue obligada a abofetearle la cara hasta que quedara completamente roja.
El día anterior a la muerte de Sylvia Likens, Paula Baniszewski le dio a Sylvia su tratamiento especial: le pasó sal por todas sus heridas.
A la mañana siguiente, Sylvia estaba casi inconsciente. Tenía moretones, cortes y heridas de todo tipo en todo el cuerpo; hedía a causa de la falta de aseo, las cicatrices de quemaduras resaltaban por todas partes de su piel y hablaba sobre irse con sus padres y alcanzarlos en la feria donde se encontraban. Gertrude decidió que debía mojarla con la manguera. Llevaron una manguera de jardín al sótano. Todo el mundo se rió mientras el agua salpicaba sobre el demacrado cuerpo de Sylvia Likens. Al ver que ella no respondía, Richard Hobbs llamó a la policía con la esperanza de que le practicaran primeros auxilios y ella resucitaría milagrosamente, quedando ellos como héroes, y que todo estaría bien. Pero al ver el cuerpo, los oficiales y médicos declararon que el de Sylvia Likens era el peor caso de abuso físico que habían investigado en la Historia del estado de Indiana.
Sylvia Likens había muerto por hemorragia cerebral, shock y desnutrición a la edad de 16 años en octubre de 1956.
—Wikipedia
Esta chica pasó por un abuso extremadamente horrendo, a pesar de que fueron apenas unos meses, su cuerpo pareciere como si llevara años de abuso físico y sexual, todos los hijos de Gertrude fueron acusados de asesinato al igual que su madre.
Carla Castro
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