Me encantó tu publicación.
Desde niña he preferido escuchar música y bailar. En vez de quedarme estática frente al televisor.
Hace dos años estuve enferma de gravedad. Y en mi recuperación descubrí las hormonas de la felicidad. La música forma parte de las acciones que activan esos neurotransmisores.
Gracias a la música, volví a ponerme en movimiento al realizar mis terapias, la cumbia hizo ese milagro junto a mi terapeuta.
Te comparto mi ritmo sanador: