Uno debe buscar dentro de todo que no solo sea este libro o un artículo sino la búsqueda del pensamiento aquello que desarrolle como una narrativa o libro el cuál presenta la antropología filosófica de cada uno de nosotros, a la manera en que puede ser entendido desde el pensamiento de Paul Ricoeur, como una propuesta teológica-antropológica, o antro-teo-óntica.
De ahí que esto trae consigo dos contribuciones decisivas para nuestro tiempo. Primero, el hombre actual ha extraviado la propia esencia moral de su ser, pero que paradójicamente hay un hambre mayor y no resuelta. Sin la moralidad más compartida y socialmente denostada empezamos por desnaturalizarnos y ya no hay justicia.
Por eso es que sin todo ello decapita su propia humanidad, como una auto-eliminación de elementos humanistas. Y esto acontece particularmente en el orbe occidental, como renuncia de lo que sirvió justamente para el fermento de la unión y de lo que tenía por propio el producto llamado modernidad con fortísimos elementos humanistas.
Porque justamente se trataba de alejarse de los peligros del teocentrismo pero se tenía claro que el humanismo siempre fue referente y respuesta mediática a esto.
Y, segundo, propone una antropología filosófica denominada antro-teo-óntica, para revertir el hombre que va construyendo sociedad donde elementos culturales no fomentan la humanidad y estos elementos de herencia cultural sin humanidad y la imagen inmanentista de la modernidad, y para reconocer que el hombre es parte de Dios, y del arraiga divino y de la Naturaleza y, a la vez, funcionario en cuanto también se funden de ambos.
Estamos ante una antropología filosófica que evita tanto el antropocentrismo extremo de la modernidad inmanentista, que ha destruido la Naturaleza y al hombre, como el antropocentrismo meramente teocéntrico que descuida el cuidado de la Creación.
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