Cuando salgo de la ducha encuentro a mi padre sentado al borde de la
cama.
—Llamé a la puerta pero como no respondías, entré y escuché la ducha
—¿Cómo sabes que estaba aquí?
—Natalie nena, azotaste la puerta de entrada y luego esta ¿Crees que
estoy sordo? —mis mejillas arden.
—Lo siento papá
—No pasa nada pero… si me gustaría que me expliques porque esa
actitud. No es propio de ti azotar las puertas —suspirando me siento en la silla
de mi escritorio.
—No pasa nada papá —él frunce el ceño.
—Haber, te conozco desde que eras así —coloca su mano muy cerca
del suelo para dar énfasis en sus palabras—, a mi no me vengas a mentir a
estas alturas Natalie, porque sinceramente se te da muy mal
—De acuerdo
¿Ahora qué? El tiene razón, nunca he podido mentirle. Hasta cuando
perdí la virginidad me hizo decirle y si esa fue una conversación muy incómoda, no me imagino cómo sería decirle con quien tuve sexo hace unas horas.
Me llevo la mano al cuello y me topo con el collar que me regaló Neal.
Inmediatamente, sé que contarle.
—Papá ¿Sabes qué días es hoy? —una expresión de confusión cruza su
rostro.
—Miércoles, si no me equivoco
—No te equivocas pero no me refiero a eso, hablo de la fecha ¿Sabes
qué fecha es hoy? —lo piensa por unos momentos hasta que, dándose por vencido, niega—. Veintidós de enero
—Imposible Natalie. Yo no me olvidaría de tu cumpleaños. Debes estar confundida
—Lo mismo pensé yo papá, pero no —tomo mi bolso y saco mi celular—. Toma —se lo tiendo—, comprueba la fecha por ti mismo
Él lo hace y al instante me arrepiento. Creo que nunca lo he visto tan
triste en mi vida. Me acerco a él y lo abrazo.
—No pasa nada papá, yo también lo olvidé —siento como sus fuertes
brazos me rodean.
—¿Cómo que no pasa nada? Me he olvidado del cumpleaños de mi
hija, eso es imperdonable —río mirando el reloj.
—Aun no es hora de la cena papá, sabes que hacer
—¿Tus hotcakes con fresa y chocolate? —asiento.
—El cumpleaños aun no termina así que todavía puedes remediarlo —
reímos y él me estrecha más contra sus brazos.
—De verdad lamento haberlo olvidado Natalie
—Todos lo olvidaron, incluso yo
Riendo, sus brazos se alejan de mí.
—¿Derek no te ha llamado? Empiezo a cuestionarme que sea tan bueno
para ti como me hizo creer
—Derek es bueno papá —la mala soy yo—, ha estado bajo mucha presión últimamente, seguro que ya se acuerda
Mi teléfono que aun sigue en la mano de papá titila y él lo mira. Estiro
mi mano para que me lo estregue, pero en su lugar él responde la llamada.
—Parece que te he invocado
—¡Papá! —me abalanzo sobre él, pero me esquiva sin problemas.
—Le estaba reprochando a Natalie el porqué te olvidas de su cumplea-
ños y justamente llamas, menuda sorpresa —¡Demonios!, seguro es Derek—.
En fin hijo, se supone que me caes bien pero con todo esto. La has cavado hasta el fondo conmigo
—¡PAPÁ! —esta vez cuando me abalanzo logro quitarle el teléfono y
mientras oigo a Derek pedir disculpas sin parar lo fulmino con la mirada—.
Derek soy yo
—Natalie lo siento tanto. Tu cumpleaños, no debí olvidarlo y tu papá
seguro me quiere matar
—Tranquilo Derek nadie matara aquí a nadie
—Aun —dice mi padre lo suficientemente fuerte como para que Derek
lo escuche.
—Sal de mi habitación ahora —espeto empujándolo fuera intentando
no reír porque su risa es muy contagiosa, pero tengo a Derek al teléfono un
poco asustado no puedo hacer eso.
Cuando por fin cierro la puerta me siento en la cama y sigo escuchando
a Derek. Es divertido oírle cortarse todo. Recuerdo la primera vez que compartieron un tiempo juntos en la misma habitación a sabiendas mi padre de que yo
era activa sexualmente con él. Derek estaba hecho un mar de nervios y mi padre no paraba de hacerle —hacernos— preguntas sobre una vida sexual segura.
Y pensar que Neal no necesita la aprobación de papá para acostarse
conmigo… Ese pensamiento hace que mi sonrisa se esfume.
—¿Natalie? ¿Estás ahí? —como puedo balbuceo un sí—. ¿Me odia tu
padre?
—No te odia Derek —él resopla.
—¿Estás segura? Porque parecía enojado
—Solo estaba bromeando
—Me sentí como el maldito día en que tuvimos la charla sobre sexo
seguro
—Ni me lo recuerdes
No solo por la incomodidad del asunto, pensar en sexo me hace pensar
en… Neal.
—De acuerdo princesa… por cierto, feliz cumpleaños
—Gracias Derek y antes de que te disculpes por haberlo olvidado, hasta yo lo hice… no hay nada de qué preocuparse. Incluso papá lo olvidó así que
sus amenazas no son tan validas
—¿Qué demonios…? Tu padre es… joder Natalie, me ha dado un susto de muerte —vuelvo a reír.
—No le des importancia tonto —me burlo—. ¿Qué haces?
—En este instante, pensar en ti —mi corazón se encoje.
Maldita, maldita, maldita, maldita. Me lo repito mil veces. Jamás debí
engañar a Derek. Dios, soy una mierda de persona. Aunque no decía lo mismo
cuando estuve en la cama de Neal.
—…entonces es una suerte que valla este fin de semana —termina
Derek aunque la verdad no escuché mucho de lo que me dijo.
—¿Ehh? Si, si tienes razón
—Tengo pensado compensarte princesa —susurra roncamente.
—No quiero obsequios Derek —él ríe.
—No me refería a esa clase de compensación —muerdo mi labio a
sabiendas de a lo que se refería—. Te hecho tanto de menos —él usa la voz
que sabía me encantaba, que me pone a mil. Aunque esta tarde curiosamente
no causa nada en mí—. ¿Tu a mi no?
—Cla… claro Derek… siempre te echo de menos —miento—. Lara
está preparando una fiesta
Soy realmente horrible por cambiar el tema tan drásticamente pero
¿Qué otra cosa podría hacer? Aunque solo era una manera de retrasar lo irremediable. El viernes estaría junto a él ¿Y qué haría? ¿Le negaría sexo? ¿A él,
mi novio? Cierro los ojos, intentando no pensar en cosas que aun no sucedían.
—Oh, bueno… eso es genial ¿No? —parece decepcionado y no lo culpo.
Usualmente teníamos charlas bastantes calientes por teléfono, claro
todo antes de lo que sucedió hoy.
—Puede ser
Charlamos un rato más hasta que me dijo que tenía que estudiar, para
cuando terminó la llamada con un “te quiero” mi respiración se cortó. Como
pude le susurré un “te quiero” de vuelta pero aunque él no lo notó, yo si me
sentí la voz rara. No debía pasar, un encuentro sexual no tiene porque arruinar
una relación de un año. Ni siquiera porque sea el padre de tu novio, eso solo lo
hace más malo pero no tiene porque arruinarme la relación con Derek ¿Verdad?
Solo fue un pequeño desliz, no tiene porque significar algo ¿Pero es
suficiente? ¿Le echo la culpa al hecho de que estuve mucho tiempo en abstinencia sin Derek aquí y por eso me dejé abrir de piernas para Neal? ¿Sería
solo algo de un día con él? Bueno lo había dejado claro, eso no se repetiría
simplemente por el hecho de que no estaba bien. Eso es.
Me siento en la cama con una sonrisa. Mi novio estaría aquí en pocos
días y me haría el amor como siempre lo hacía. Lo que me haría olvidar todo
lo sucedido con Neal y mi vida volvería a la normalidad, lo hizo luego de la
noche en el invernadero, también lo haría ahora. Lo que necesito estar con
Derek.
Y mientras tanto, haría exactamente lo acordado. Fingir que no ocurrió
nada jamás.
Bajo a la cocina cuando casi son las ocho. Apenas pongo un pie dentro
el olor a hotcakes me invade. Papá se da cuenta de mi presencia y sonriendo
me señala un taburete de la barra.
—Un segundo más nena y todo estará listo —casi corro hasta el taburete antes de sentarme en el.
—Huele delicioso papá —él sonríe.
—¿Sabes? Algún día tendrás que aprender a hacerlos
—¿Para qué? Te tengo a ti
—¿Qué pasará cuando estés en la universidad? No creo que Derek sea
tan buen cocinero —el comentario me hace reír.
—Bueno, eso te asegurará verme cada fin de semana por aquí —le aseguro guiñándole un ojo.
—¿Qué voy a hacer contigo Natalie? —hago mi cara más inocente.
—¿Amarme? —vuelve a reír y me pone el plato enfrente.
Rápidamente vierto fresas y sirope de chocolate mientras el solo le
coloca miel a los suyos.
—No sé cómo puedes comer eso así —sonrío.
—Llevo haciéndolo por años, ya deberías estar acostumbrado —él
asiente—. Hablando de la universidad ¿Qué pasará cuando no esté aquí? —
pregunto.
—Bueno, pasará que te extrañaré mucho —me aprieta la nariz entre
sus dedos índice y medio y luego vuelve a sus hotcakes.
—No me refiero a eso papá
—¿Ah, no? —lo fulmino con la mirada por hacerse el desentendido
pero solo hago que ría.
—Necesitas una novia papá —niega con la cabeza.
—No, no lo hago
—Si, si lo haces. Necesitas a alguien que te quiera mientras yo no esté
y lo sabes. Además, te estás haciendo viejo, lo que sea que quieras conseguir
es ahora o nunca —él blanquea los ojos.
—Que mentalidad la tuya… en su momento llegará Natalie
—Está bien “en su momento llegará” —me burlo—. ¿Pero qué pasa
mientras tanto? Es decir… ¿No te hace falta tener sexo? —papá tose al oírme
y yo sofoco mi risa.
—¡Natalie James! ¿Qué vocabulario es ese?
—Lo siento —vuelvo a hacerme la inocente—, ¿Demasiado confiado
de mi parte?
—Definitivamente demasiado confiado —pasa sus manos por su cabello y me mira—. Mira nena, sé que tienes relaciones con Derek —su mandíbula se tensa porque sé perfectamente que le cuesta hablar del tema—. Agradezco que hayamos hablado del tema y que te estés cuidando pero de verdad no es
un tema con el que me sienta cómodo. Creo que ningún padre se sentiría
cómodo hablando de sexo con su niña
—Papá tengo dieciocho
—Para mi sigues siendo una niña —me acaricia la mano—. Siempre lo
serás y agradecería que tengamos estos temas fuera entre nosotros ¿Vale? —
asiento—. Bien, además desde que Derek se fue sé que no pasa mucho entre
ustedes y eso me tranquiliza —toma otro bocado y luego prosigue—, es bueno
saber que no eres tan activa en eso últimamente
Miro mi plato y suspiro.
Si tú supieras papá.
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