Fue ella...

Fue su mirada de fuego sin raza
un frenesí de pureza que no se extingue.


Fue su pudor susceptible
un motor y esa sangre
que definía su casta.

No me atrapó eso,

pero sí fui el galeote
de una mirada simple.
y una sonrisa aún más inerte.


Ella excedió el misterio en la seducción
y rosaba el pecado sin cometerlo.
Eran diamantes sus emociones.
Carbones tan madurados, bambalinas de su fervor.
Hizo justicia el temor cuando quiso tocarme,
desbocó lujuria beata y prohibida,
difuminando nuestra inocencia más perdida
y yo tan indefenso,
pues, ella supo primero que yo,
que las ciencias no entienden a las almas,
ni que las químicas tampoco saben
cómo reinar en las intrigas.


Así se aferró a enardecerme
para rendir ese arte
con el que batalló su arlequín de pieles
y sedujo al esclavo de su imposición:
en este caso, yo.

Su placer fue sonreír

y mirarme de forma tenue.
Olvidé el recuerdo de mi identidad
para entender que tal descuido
era un error que cometía con placer.
A ella le resultaba excitante
comerme, venirse y usarme
para luego volverse un espejismo.


Los recuerdos que tengo son rostros de aquel olvido
Pero eso de olvidarla fue darle memoria a su rostro
Yo el protagonista, Dios mi testigo.
Ella, solo es omnisciencia
desde que me dejó la remembranza del buen sexo
y con su ausencia.

Fue ella la que entendió que los mordiscos

dados en la medida correcta
causaban marcas de mi placer.
Me dejaban un dolor exquisito.
Ella supo arrancarme el alivio,
desesperarme las ganas,
ahogarme la respiración en la cama,
quitarle las ataduras al deseo.
Mi ceso estaba emperrado con su fuego,
y mi pelvis enloquecía envuelto en nuestra propia fragancia..


Cinco sentidos abarrotados de todo,
excepto de amor,
me siguen torturando,
aún sueño con su fértil humedad,
con su figura abismal
y aquella cara de hembra golosa
que conocía las glorias de su boca
y que con entrañable desenfado
me hizo titilar la mirada.

Compusimos agudos gritos del silencio,
gemidos entre mezclados y desmesurados
con los aplausos de las pieles.
Nuestro propio sonido obsceno
curtido con el léxico sucio, corrompido y perverso
que siempre nos llevó a disfrutar el manjar líquido
de las entrañas de nuestras mieles.

Extraño su realidad animal,

su cuerpo nómada, su forma de ser tan buena persona.
La extraño, pero no la amo.
Solo espero que regrese otra vez
y que me sacie ferozmente,
pero que no se lleve mi mente...
Ojalá me devuelva el alma completa...
Ojalá regrese, decorosa, aquella calma que me robó...

Espero que este poema sea del agrado de ustedes y que les haya generado un recuerdo obsceno, bonito o tierno de alguna aventura de lujuria.

Gracias mi gente

Acá te dejo los links de las imágenes que usé

Fuente Fuente Fuente