Tu belleza invadió lo suficiente para intrigar,
tu caricia es una espina que incita vergüenzas,
despides humedad de tormenta con tu roce maculado.
Ante esa herida, también levita mi placer,
se tensa la cuerda de mi pelvis
que palpita, se excita y añora la visita
del más divino gemido final.

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En el cántaro de lluvia, el erotismo nos corrompe.
El hábito abandona al monje,
fractura mi fuerza y desemboca mi lado animal.
Eres mi presa, no luchas, ni sabes escudarte.
Eres la nerviosa víctima sudada y endeble,
tu espíritu ha caído esclavo de mi lujuria…

Paraíso; mi pizca de tinieblas:
mi extraña realidad aspira ser tu pasión,
Me chupo tu dulce sabor sin arrepentimiento,
disfruto el aroma inicial y maquillado de tu cielo.
Seré el inconforme e insaciable perverso
que tendrá siempre gula por nuestro placer,
un placer del que poseo buenas dosis
unas dosis, para hacerte gemir afónica, mujer.

La tentación es más elegante con tu llegada,
sedujiste los calibres de mis instintos
amarrándonos, untándonos, sintiendo divino
No tiene un nombre esta piedad sin redención.
que abriga el masoquismo y la necesidad
de perderse en un vulgar y caliente laberinto.

Esa es la fogosidad de tu huella,
caricia que advertía lo dañino de no poseernos.
Sueño húmedo, con su clímax desenfrenado.
Una excitación que se lustra ante nuestra debilidad
y sopesa la sorpresa del deber ser, para dejarnos acabar cada vez…


Demonio, tu esencia es tan apuesta,
tu sermón sucio usurpa los apetitos de seducción
Libera la conciencia violándonos la cordura y los límites.
Se estremecen nuestros cuerpos ante lo prohibido…


Esta tentación mide mi libertad frente a la codicia de tu sexo;
se atreverse a jugar con tu inocencia
y esculpe la creatividad de cometer este pecado.
Ha sido un juego sin pronósticos inocentes,
el gran premio es vernos los orgasmos en el rostro
y explicarnos cómo el capricho de acostarnos
ha roto la salvación de los dos.

Tentación;
fue la aurora boreal que hostiga
coquetamente con su desfile
a la burda realidad
y nos provee la sonrisa
de haber llegado a otro final…


Soy el prisionero de tu brisa,
pero también puedo ser el celador de tu ardor.
Me ensuciaste de placer...

Fuente

Sigo escribiendo este tipo de poesía erótica, sin ser completamente explícita y descriptiva en su narración. He ido tratando de que se agudicen y aceleren los sentidos de los lectores mediante metáforas. Ha sido todo un grato desafío. Espero que les guste.

Les dejo un saludos y dos abrazos