Como muchas personas a eso del 2014, cuando salió “Bajo La Misma Estrella” solo criticaba el éxito que tuvo una típica historia cliché adolescente, pensando como un adolescente prepotente que se cree mejor que los demás simplemente por ir contrario a la corriente de su generación. Vi la película y a pesar de que estaba repleta de clichés y analogías que en su momento tomé como tontas y poco pensadas, no pude evitar aceptar que la película no era una mala película, sino una de muchas que puede ayudar a varias personas con mensajes que por tontos que puedan parecer para algunos, para otros funcionan más que el mejor psicólogo.
Cinco años después de ver la película, en 2019, me hice la pequeña meta de leer, aunque sea, un libro al mes, por corto o largo que fuera. Tal vez para muchos eso es casi nada, pero para mí, que se fastidia rápido de la monotonía, conseguir esa meta no era fácil.

Uno de los doce libros que leí fue “Buscando a Alaska”, el primer libro que escribió John Green, el escritor de “Bajo La Misma Estrella”. Había leído que ese mismo año iba a salir una adaptación al libro en formato de serie, y cómo quise darles una segunda oportunidad a los escritos para adolescentes, me pareció algo entretenido para leer. Además, tenía la facilidad de poder leer el libro en físico, y la experiencia es más placentera cuando te das cuenta de cómo las hojas van pasando y vas avanzando poco a poco.

La historia no tiene mucha importancia. No es bajo la misma estrella, no tiene una premisa que te atraiga de una vez, pero es divertida y por qué no, también muy apacible. Recuerdo que cuando me prestaron el libro, mi amigo me dijo casi exactamente lo mismo que acabo de escribir, dijo “la historia no es la gran cosa. El libro como tal no es la gran cosa, pero es muy tranquilo y le agarré cariño porque lo leí cuando debía leerlo”.

Dejando a un lado la repulsión innecesaria por las historias adolescentes, aprendes a entender que es exactamente eso, una historia adolescente. He visto a varios youtubers que critican y critican a películas de Netflix por ser vacías y sin relevancia en el medio, pero es que las mismas no buscan eso. Me recomendaron “Tall Girl” y por cuestión de tiempo aún no la he visto, pero quien me recomendó Tall Girl es una amiga que mide más de 1.80 y me dijo que se sentía feliz de que, aunque sea una película, por mala y estúpida que fuese, quisiera retratar problemas que ella y muchas chicas altas sufren desde pequeñas.

Lo mismo pasó con la persona que me recomendó Buscando a Alaska. Por allá por 2016 cuando él leyó el libro, estaba pasando por la muerte inesperada de un familiar, y el libro fue como un apoyo más que una simple historia para adolescentes. En un círculo social dónde pocos pueden darte unas verdaderas palabras de aliento, leer de casualidad un libro que toque los problemas por los que estás pasando en ese momento puede funcionar de una forma increíble para tu salud mental. Y aunque obviamente también hay muchos libros más adecuados para leer en ese tipo de situaciones, cada quien encuentra una forma de salir de ese pequeño (o gran) problema por el que está pasando.

Antes he hablado de libros y los colocó en un podio al hablar de la psicología que usan, los diálogos y el ambiente que te crean solo con simple tinta y papel, y está vez es la excepción porque no trato de decir que Buscando a Alaska sea un libro que se pueda recomendar a diestra y siniestra, pero si quiero decir que cada historia adolescente, por cliché que sea, funciona de una forma muy linda para cada persona que la toma como suya y la usa como ejemplo para alguna etapa de su adolescencia.