Color Xanadú

Es interesante analizar como a lo largo de la existencia, las opciones dicotómicas siempre se repiten continuamente como si de un bucle eterno de elección entre dos caminos se tratara, el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, quedarse o irse, reír o llorar, hablar o callar, entre otras; vienen a ser micro decisiones del día a día que juntos pueden construir incluso una vida.

Para mí es bastante normal la dicotomía, la utilizo continuamente como mecanismo de defensa psicológico, el cual es mejor conocido como escisión, entendiéndose como una representación mental primitiva del recién nacido, que lo ayuda a sobrevivir en un momento de su vida en el cual no entendiendo lo que sucede a su alrededor, resulta necesario determinar al hambre como una sensación extremadamente desagradable y a la mama de su madre como un elemento enormemente placentero, convirtiéndose, la escisión, en una forma eficaz de comenzar a conocer el mundo y adaptarse; pero ¿qué pasa cuando la escisión permanece en la adultez de un individuo?, pues la vida de este individuo lentamente se va tornando más y más dura difícil de sustentar con elementos lógicos y predecibles, y si algo es seguro en la sociedad moderna, es que si tu comportamiento no es lógico o predecible, las críticas serán enormes y abusivas, y si no posees la madurez cognitiva para asumirlas, el daño psicológico y emocional puede terminar siendo irreversible.

Para entender mejor el problema interno de la escisión en la adultez, conviene utilizar un ejemplo, supongamos que una mujer joven de 30 años de edad, físicamente atractiva, económicamente estable y profesional cuadra por internet con un tipo y en la cita descubre que este hombre es atento, guapo, estable y divertido, pero mientras hablan, el caballero prende un cigarrillo y comienza a fumar, al utilizar la escisión como mecanismo de defensa sólo habrían dos opciones para esta chica, primero, decepcionarse profundamente del tipo, descartarlo de inmediato y cambiar el clima de confort en el cual estaban ambos inmersos a un ambiente de incomodidad y cierta falsedad, a la chica la agobiaran sentimientos de frustración, por pasar nuevamente otra decepción, e inclusive percibirá emociones de ira y depresión (dependiendo de su fortaleza cognitiva) y al hombre lo abordarán sentimientos de disconfort o desdén (dependiendo de su personalidad) y caerá en su habitual patrón narcisista o autodestructivo.

Segundo marco hipotético, a la chica le FASCINA verlo fumando, siendo las mayúsculas fundamentales en este caso para expresar la emocionalidad, porque para ella resulta muy excitante verlo fumar, porque complace a sus profundas fantasías de estar con un chico rebelde y varonil, ya la chica comienza a idealizarlo y es allí donde inicia un efecto dominó que generalmente no culmina muy bien, con el riesgo implícito de exagerar el resultado de ambos contextos, simplemente invito a reflexionar, ¿No sería mejor simplemente no tomarse todo tan radicalmente? La chica podría expresarle su incomodidad sin decepcionarse, o podría comunicar su agrado sin adoración asociada, los problemas de la adultez no deben verse blancos o negros, es el gris, el color que debe buscarse, claro dándole tonalidades que enmarquen nuestra personalidad, yo diría que siempre hay que ver las cosas color Xanadú, que es mi tonalidad favorita de gris.

Como digo una cosa, también digo otra, los extremos son divertidos, gozosos y emocionantes, siempre que no sean la norma, porque es que, aunque dañinos, la nutella y las anchoas, siempre van a ser necesarios, porque esos intensos y deliciosos sabores dulces y salados son los que nos hacen sentir vivos, así que de vez en cuando irse a un extremo y llevar todo al límite, está bien, está bien como medio de liberación emocional, porque siempre y cuando no le hagas daño a nadie ni a ti mismo, una cascada de neurotransmisores siempre será reconfortante, es por eso que aquellos excéntricos intensos que no se quedan callados, resultan ser hermosos y atractivos a aquellos comedidos y controlados que parecieran siempre estar en neutro y nunca pasarse el límite de velocidad, cada uno tiene su encanto y los dos se necesitan el uno al otro.

Yo mismo espero aprender de esta dualidad personal, utilizarla como condimento agregado a mi identidad, esperando que les encante a algunas personas y a otras les genere el más profundo rechazo, como si de picante se tratara, pero a la vez me entrenaré mentalmente para llevar el control y obtener ese color Xanadú que hace a la vida emocionante y única, pero a la vez saludable y estable.

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