Pegado, rebelde o enredado,
tú eres el pelo bueno que por naturaleza me ha dado.
Y es que no te conocía, pretendía ser negrita con el cabello alisado
y pensaba que eras bueno sólo cuando estabas mojado.
A veces maldecía: ¿por qué no tengo el pelo bueno de ella?
Y es que no sabía que era bella con el pelo bueno dado.
Ahora me interesa tu necesidad, estilo y porosidad.
Tienes una única forma de ser,
y lo mejor es que
subes hasta mis orejas y engañas con el largo de tu grandeza, y pesar que a veces da pereza desenredar y desenredar, hoy te puedo saludar y decir:
¡lo estoy aprendiendo amar!
No sé si es por visión
o lo que nos han enseñado,
nuestro cabello nunca ha sido malo,
hay que aprender a cuidar.
Y la solución no es alizar.
Sea con turbante, suelto o con trenzas,
no dejes que nadie te convenza que tienes un pelo malo que necesitas ocultar,
porque si lo puedes aceptar, también puedes decir con dignidad:
¡mi pelo bueno, te estoy aprendiendo a amar!
Y si a veces en las noches cuando estas frente al espejo,
miras que viene de lejos pensamientos de inferioridad,
lucha contra esa maldad y rodéate de quien enseña sobre tu cabello,
porque ya es momento de verlo bello y decir con libertad: ¡pelo bueno, te estoy aprendiendo a amar!
Fotografía: María Valladarez
Texto: Yraidy Blanco
Modelo: Yraidy Blanco
Esta es una poesía dedica a el cabello de las mujeres afro-descendientes. Algunas por prejuicios sociales se ven obligadas a alisar su cabello para ser aceptadas.
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