Es un monstruo que te da pesadillas mientras estás aun despierto. Es una amenaza con la que no quieres tener nada que ver nunca en todas las vidas que te queden. Solamente a tu peor enemigo puedes desearle algo así. No es el tiburón ni la barracuda ni el pulpo gigante ni el kraken. Esos son angelitos al lado de esta horrenda bestia.
Es el candiru. Una infernal criatura de 5 cm de longitud. Una especie de bagrecito que vive en ríos del Amazonas. Su cuerpo es casi transparente cuando tiene hambre, cuando no se ha apipado de su manjar favorito. Pasa la mayor parte de su vida en el fondo fangoso de las corrientes de agua dulce excepto cuando sale a comer, entonces nada en busca de su víctima para hartarse a cuesta del sufrimiento de su víctima.
El candiru es un pez vampiro. Nadando solapadamente, todo lleno de malicia, busca otro pez y se mete arteramente dentro de la agalla, clava sus afilados dientes buscando las finas arterias que riegan ese delicado órgano y comienza a comer con desesperación y voracidad. Solo necesita menos de 2 minutos para llenarse de rica sangre.
Todo esto no es tan malo cuando se trata solamente de un problema entre peces. La pesadilla explota cuando el candiru encuentra un humano desprevenido que, lleno de felicidad, está en el agua. El candiru no se detiene porque su comida no sea un pez, el demonio busca su alimento de todas formas y lo hace como siempre lo hace, buscando una cavidad adecuada donde meterse. ¿Comienzas a ver ahora el grado de maldad de esta bestia? Exactamente, el candiru hace realidad ese pensamiento negro que acabas de tener. El candiru es aficionado a la sangre humana que extrae dentro de la uretra, o la vagina, o el ano.
Una vez que el candiru se mete y se clava con sus diabólicos dientecitos solo es posible sacarlo mediante cirugía. Y esta no es una tarea simple. En 1997, Brasil, un doctor necesitó 2 horas de delicadas maniobras para extirpar uno de estos monstruos.
Los indígenas amazónicos se han protegido desde tiempo inmemorial usando conchas o protectores de corteza. Si el pez logra meterse donde nadie lo quiere los indios recomiendan baños calientes con ciertas hierbas y frutas y muchas oraciones a los dioses de la selva.
No existen muchos casos documentados de manera oficial porque todo esto pasa en las profundidades de la selva y porque nadie se preocupa de los pobres habitantes en ella. Los que lo toman en serio proponen que el candiru confunde el flujo de orina con el agua que fluye desde las agallas de un pez.
Como quiera que sea la próxima vez que vayas a entrar en un río piensa en lo peor y te pasará lo mejor.
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