Prisioneros y sin esperanza de libertad, animales encerrados, lejos de su hábitat natural, con el único objetivo de entretener y divertir a aquellos que los visitan. Una vez más, la vileza humana reprime para conseguir ganancias de algún tipo, he aquí la creación de zoológicos que no son más que cárceles para animales con cadena perpetua.

Muchos se aferran a la idea que los zoológicos enseñan a los visitantes a respetar a los animales, al contrario de esta idea la realidad es que se les enseña a las personas a perpetuar la idea de que los animales pueden estar encerrados para nuestro propio beneficio.

Los animales son expuestos en espacios muy reducidos, muchos de ellos solos y con conductas reguladas y eliminadas con regímenes de comida y apareamiento. Los animales están muy limitados, carecen de privacidad, y tienen pocas oportunidades de estimulación mental o de ejercicio físico. Esto les provoca graves padecimientos físicos y psicológicos que se manifiestan en conductas estereotipadas, es decir, repitiendo de forma compulsiva comportamientos y movimientos.