Parte de mi filosofía como excursionista es que los caminos de montaña viven por las personas que los recorren, los cuidan y mantienen abiertos para el disfrute y el movimiento de energías vitales.
El domingo 21 de enero 2018 por fin logré cuadrar con uno de mis locos amantes de la montaña ir a explorar rutas un tanto abandonadas del Parque Nacional El Avila, sector Galindo, por donde se accede a las Ruinas de Mestiatis, Topo Arvelo y la más directa al Pico Naiguatá, el más alto de la Cordillera de la Costa que bordea a Caracas con sus 2.765 m.s.n.m., que es nuestro destino en estas labores de acondicionar caminos.
Subimos calmadamente esa mañana nublada y fresca, apenas apropiada para el ascenso, completamente abierto al cielo. Machete en mano aligeramos varios caminos de tanto gamelote, cosa que no fue del agrado de algunos bichos que inclementes nos picaron, asediaron nuestros ojos y alguno que otro se instaló en nuestras pieles.. gajes de exploradores.
Al bajar, Caracas se extendió a nuestros pies tan hermosa y aparentemente tranquila. Les dejo una foto del este de la ciudad, sobre Petare, altos Mirandinos al fondo.
Fue un día de esos que te dejan el alma ligera, el corazón fresco, los ojos claros y radiante de energía.
Fotos tomadas con mi Casio Exilim
El Avila, de lo mejor de Caracas.
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