Platón y la esencia social del matrimonio tienen que ir más allá de las tradiciones que ha rescatado la Iglesia.
En las Leyes, Platón ya anciano, por lo tanto, con un pensamiento final de su vida, nos quiso dejar unas recomendaciones claras sobre la familia y el matrimonio. Por lo que, es conveniente que analicemos los criterios que nos brinda Platón en su última obra. Por eso, para concretar lo que venimos señalando indiquemos la recomendación que fundamenta el planteamiento del Ateniense con respecto al matrimonio.
«Pues bien, siempre que algunos de los que, teniendo veinticinco años, este contemplando y siendo contemplado por otros, crea que ha encontrado en cualquier familia algo que agrade a su espíritu y sea adecuado para la asociación y procreación de la prole, cásese el que sea, pero antes de los treinta y cinco años, y que antes escuche cómo hay que buscar lo adecuado y conveniente. Porque es necesario, como dice Clinias, que delante de cada ley se anteponga un preámbulo apropiado a ella.» [1]
En primer lugar, la edad para casarse de un varón no será menor de veinte cinco ni mayor de treinta y cinco años, por lo que hay diez años en los que se puede asumir ese rol de ser casado. En cambio, para las mujeres serán límites los dieciséis años hasta los veinte años, y asumir las magistraturas a los cuarenta años y colaborar en la guerra si fuera el caso hasta los cincuenta años. Sin embrago, Platón recomienda que los varones se casen entre los treinta y treinta y cinco años, a partir de los treinta pueden asumir las magistraturas y de los veinte hasta los setenta puedan arrogarse un papel en las guerras.[2]
Pero, Platón indica una condición, la cual es siempre y cuando «esté contemplando», es decir que tenga una vida de reflexión respecto a la Sabiduría, que es lo que Platón exige a todo ciudadano que desee ser feliz dentro de una comunidad formativa.[3] En segundo lugar, Platón señala que «crea que ha encontrado en cualquier familia algo que agrade a su espíritu», que haya, por medio de una causa ejemplar, visto que a él o ella le agrada. En otras palabras, que se tenga experiencia de una realidad similar a la que desea vivir.
En consecuencia, Platón está apelando a la prudencia como única forma de conocimiento, si la vida matrimonial es adecuada para una persona determinada. Por lo tanto, no puede estar fuera de la formación de la propia alma y agradable a ella. Puesto que, esto es lo más importante para Platón, como dice Reale: «La formación del alma es la palanca por medio de la cual hace que su Sócrates mueva todo el Estado» [4]. Solo de esa manera, se comprenden y encajan la condición tercera, a saber, que «sea adecuado para la asociación y procreación de la prole». Estas serían las dos condiciones sociales del matrimonio, por un lado, que promueva los fines de la comunidad y, por otro lado, que favorezca al aumento de la prole.
En definitiva, esas tres razones para casarse sería el preámbulo de la ley que, la hemos fijado en la edad autorizada para el matrimonio desde la visión de Platón. La contemplación, es decir la reflexión prudencial sobre la conveniencia personal, moral, social y política, e incluso, el incremento de la prole. De este modo, ya se pueden señalar condiciones claras para optar por el matrimonio. En primer lugar, implica madurez en cuanto una vida reflexiva, en segundo lugar, que convenga, tanto a la comunidad, como a la propia persona. Además, que la unión sea conveniente por dos motivos, a saber, que sea adecuada para la asociación, le favorezca en todos los sentidos y que haya capacidad de procrear.
Sigamos analizando el texto de Platón, porque en lo sigue nos dará consejos variados sobre la familia centrada en el matrimonio. En primer lugar, dice que «hijo» se le llama al nacido de buenos padres. Ahora bien, estos hijos deben casarse de acuerdo al consejo de los sabios, lo cuales recomiendan como necesario: no rehusar casase con las pobres, ni buscar preferentemente con ricas. Es decir, se debe preferir la humildad para conformar la comunidad, «ya que, la homogeneidad y la igualdad aventajan con mucho a la desproporción en punto a excelencia» [5]. Esto significa que cada cual busque casarse con lo opuesto para regularse en la mesura. En ese sentido, es bueno que busque ser yerno de suegros apacibles y que para el matrimonio «es imprescindible que cada cual contraiga las nupcias que vayan a convenir a la ciudad, no las más placenteras para sí.» [6]
Esto es para beneficio de la comunidad, pues la visión de Platón, que está puesta en que el matrimonio es esencialmente un servicio social. Es en ese sentido, las recomendaciones, aparentemente exageradas, tributarias de Platón respecto a los hombres que no se casan, son justificadas. En otras palabras, nuestro autor pone todo el énfasis en el hecho que el matrimonio debe ser un bien para las polis antes que para la propia persona. Por eso, el matrimonio posee condiciones individuales como la madurez de alma, cuerpo, afectiva, religiosa, moral, social y política. De esta manera no hay una elección por deseos, sino en razón de lo más conveniente a la ciudad.[7]
En cuanto a la preparación, Platón habla que antes del rito y durante el mismo se hagan preguntas, a las cuales, los comprometidos debe responder con toda sinceridad. En cuanto a los gastos no debe ser desproporcionado a la condición de cada familia. Pero, Platón señala que solo deben asistir cinco amigos y cinco familiares de ambas partes. Lo que en el fondo deseó resaltar es que haya una sobriedad en todos los sentidos. Así, las relaciones sexuales no sean hechas bajo los efectos del alcohol, porque el feto puede salir deformado, sino que deben ser bien trabajado, firme y tranquilo.
Además, recomienda que al separarse de sus padres y vivan solos como pareja, se tenga la casa como un nido donde nace y de desarrolla su prole. [8] Por otro lado, señala que no se tengan hijos hasta que haya pasado un año para que se le reconozca como matrimonio en las polis.[9] Pero, también deben ser ayudadas por la experiencia de las familias antiguas en la comunidad, asistiendo a las comidas comunes y compartiendo experiencias.[10]
Esto podría parecer que Platón tiene un favoritismo por el comunismo, que muchas veces ha sido tildado como algo negativo para el hombre. «El comunismo es, sin embargo, una ideología de hondo cimiento intelectual que se presenta como una verdadera y plausible alternativa social» [11]. Este contenido de una visión comunista está en el hecho de ser como una familia que tiene fines comunes. Lo cual es uno de los fundamentos de la vida familiar, y en cuanto su realización es noble por ser el ejemplo de hogares que salen adelante.
Por lo dicho hasta aquí, nos tiene que llevar al, deber ser; y no es un deber comprender que los consejos sobre el matrimonio, como una realización y tarea social implica una compresión del pensamiento ético y político de Platón. Lo que significa poner todo el fundamento del matrimonio y de la familia en su realidad ontológica, partiendo desde su antropología. En último término, como cuidado del alma del hombre y de las polis. Por eso, en lo que sigue hablaremos del papel fundamental de la familia, partiendo de su ontología para dar paso a su manera de obrar en la sociedad en la actualidad. También como lo que se convertirá y será elevado por Jesucristo al grado de Sacramento.
[1] PLATÓN. Leyes, Clásicos y Políticos, Centro de estudios constitucionales, Traducción de José Manuel Pabon y Manuel Fernández-Galiano, Tomo I, Madrid, 1983, 772 e.
[2] Cf. PLATÓN. Leyes, 785 b. (Ibid, 785 b.)
[3] Cf. HADOT, Pierre. ¿Qué es la Filosofía Antigua?, Fondo de Cultura Económica, México, 1998, págs. 67-68.
[4] REALE, Giovanni. Platón. En búsqueda de la sabiduría secreta, Herder, Barcelona, 2001, pág. 53.
[5] PLATÓN. Leyes, 773 a.
[6] PLATÓN. Leyes, 773 a. (Loc. Cit.)
[7] Cf. PLATÓN. Leyes, 773 a. (Ibid, 774 a-e.)
[8] Cf. PLATÓN. Leyes, 775 a. (Ibid, 775 a.)
[9] Cf. PLATÓN. Leyes, 779 e. (Ibid, 779 e.)
[10] Cf. PLATÓN. Leyes, 780 b. (Ibid, 780 b.)
[11] PÉREZ ADÁN, José. Repensar la familia, Ediciones internacionales universitarias, Madrid, 2005, pág. 18.