El módulo de aterrizaje de Marte detecta capas profundas debajo de la superficie, ofreciendo pistas sobre la formación del planeta
Hace dos años, la nave espacial InSight de la NASA se posó en la superficie de Marte, con el objetivo de obtener pistas sobre el interior del planeta a partir de los temblores de terremotos distantes y las fugas de calor profundo de su suelo. Marte, resultó, tenía otras ideas. Su suelo pegajoso ha frustrado la sonda de calor de InSight, y en los últimos meses los vientos aulladores han ensordecido sus sensibles sismómetros. Lo más misterioso es que el planeta no ha sido sacudido por los grandes maremotos que podrían iluminar vívidamente sus profundidades.
A pesar de estos obstáculos, un precioso grupo de terremotos pequeños pero claros ha permitido al equipo de InSight ver indicios de límites en la roca, decenas y cientos de kilómetros más abajo. Son pistas sobre la formación del planeta hace miles de millones de años, cuando era una bola caliente de magma y elementos más pesados como el hierro se hundían para formar un núcleo, mientras que rocas más ligeras se elevaban del manto para formar una capa de corteza.
Los resultados, algunos de los cuales debutaron este mes en una reunión en línea de la Unión Geofísica Estadounidense (AGU), muestran que la corteza del planeta es sorprendentemente delgada, su manto más frío de lo esperado y su gran núcleo de hierro aún fundido. Los hallazgos sugieren que en su infancia, Marte arrojó calor de manera eficiente, tal vez a través de un patrón de manto de roca ascendente y corteza en subducción similar a la tectónica de placas en la Tierra. “Esto puede ser evidencia de una formación de la corteza mucho más dinámica en los primeros días de Marte”, dice Stephen Mojzsis, científico planetario de la Universidad de Colorado, Boulder, que no está afiliado a la misión.
