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Está bien estar cansado,
tú me lo has dicho,
es parte de la vida.
No es pecado la derrota,
diste lo que en ti había;
mucho o poco,
no importa.
El aliento de tu ser
se fue en ese intento.
Está bien ceder al pulso,
darse por vencidos
y dejar ir las riendas.
Que el agobio no te guarde
invicto en el título
de glorias fallidas.
Está bien, lo sé,
te lo digo desde abajo,
allá donde los suspiros mueren
y las esperanzas callan.
No hay de qué apenarse
si de pronto el corazón se revela
y renuncia a toda dicha.
Está bien,
el pesar,
el estupor,
el ánima adormecida.
Ya me lo has dicho,
en mis versos te revivo
fugaz como el recuerdo.
Está bien...
Estoy bien.
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