Cada mañana, al despertar, me topo con una existencia que no tiene nada que ver con mi mundo.
Noticias relacionadas con política, religión; accidentes, desgracias; cosas que si las pensáramos con detenimiento, no nos aportan absolutamente nada. Y sin embargo, les dedicamos (o le dedican, mejor dicho) un tiempo de nuestra vida, que es valioso e irrecuperable.
Pero el ser humano no aprende y nos enroscamos en nuestras propias espirales.
Yo no quiero.
Hace tiempo rompí con mi vida, y mandé al carajo (por decirlo de un modo sutil) a todos y a todo lo que no me aporta lo que busco.
Mientras escucho conversaciones que no comprendo, mi cabeza navega y vuela a lugares que deseo visitar; o a otros en los que tuve la suerte de estar. Ellos me aportan tanto... A veces son la musa perfecta para mí.
Cada día, busco y rebusco en los caminos que tengo frente a mí. Doy vueltas y vueltas, en mi mente, y hasta que no doy con la fórmula que me lleve a mi nuevo objetivo, no paro.
Aprendí una lección: aprendí a no perder el tiempo. Y aún así... En ocasiones... Diría que lo sigo perdiendo.
Lo pierdo cuando hago lo que no quiero hacer, pero no me queda más remedio.
Lo pierdo cuando escucho al que intenta convencerme con su idea, tan contraria a la mía. En serio, quédate con tu pensamiento, yo prefiero el mío.
Algunas personas pierden su tiempo por querer llamar la atención y ser el centro de todo. En cambio yo invierto tiempo en solicitar al Universo ser parte de su centro. Y le pido con el corazón me deje explorar uno de sus planetas: este.
Lo pierdo cuando busco soluciones a un problema que jamás podré solucionar. Por ello, trabajo cada día por aceptar "mi realidad".
Lo pierdo cuando le doy mi tiempo al que no lo merece. Así que, en serio, analízalo bien, no vaya a ser que tú estés perdiendo tu tiempo conmigo.
Lo pierdo cuando gasto "mis ahorros" en aquello que, cuando me muera, no podré llevarme conmigo. Por ello gasto "parte de mis ahorros" en enriquecer mi alma con experiencias.
Hoy voy a dedicar gran parte de mi tiempo a pensar en uno de mis próximos destinos: Bora Bora. Y que el mundo, continúe por su camino, ese que está lleno de debates que a mí nada me aportan.
De: Carolina Olivares Rodríguez