Con ese sabor a tierra en la memoria
Hemos soñado la esperanza
Y hemos soñado lo insoñable,
En el sonido acústico de los vientos
Y las alfombras marinas,
Las guitarras de los cantos mañaneros
Elevados por una savia divina
La voz valiente del que danza junto al pozo
Buscando el lirio de su rastro,
Hemos soñado con la brisa penetrante
Que nos recordó en el alma
La ausencia del que formo las entrañas,
Mucho antes de mirar su curso,
Ya habíamos soñado con su rostro,
Es la danza de los arboles que agitados
Alaban al Maestro en todo su esplendor,
Gritando al verde de la piel de sus hojas
Un nuevo amanecer, un nuevo aleluya,
Mientras la lluvia cae, y las moja,
Humedeciéndoles el alma,
Hemos soñado el monologo del agua
Que obedece a las savias más maternales…
Las pasiones enardecidas del espíritu
En la boca de las trompetas y su silencio,
Que no cabe en el olfato de este tiempo
Que nos convierte en inseres
Que nos muestra la debilidad
Que somos vulnerables…
Y en la ajena lejanía, las soledades
Se pierden entre las manos del arquitecto
El pensador, el poeta, el aviador,
El protagonista de la flauta y el pan,
El cuerpo herido y el vino,
Hemos soñado contigo salvador,
Que aún antes de tenerte
Necesitábamos de tu amor la fuente;
Hemos soñado y llorado
Tu SANGRE;
Con la mirada puesta en el fuego de tu Gloria
El sonido de las gotas que caen de lo alto
Retoman el sentido
En el olor del contacto de la lluvia
Con mi especie,
Y lo que soy me recuerda al alfarero
Pues mi cuerpo huele a barro y yo!
Yo soy este albedrio amedrentado,
La fragilidad,
Y el vaso astillado que busca tu agua viva…
Hemos soñado sanador
Hemos soñado con tu amor herido,
Hemos soñado Señor…
Hemos soñado contigo.
Aniluc Franco.