El día de hoy, quiero felicitarte, no solo por seguir adelante con tu
vida, si no por conseguir lo que tanto anhelabas, tu camino, a tu
manera y en tus propias condiciones favorables.
Te felicito, desde la distancia, porque quizás esto jamás llegue a
tus manos, te deseo lo mejor hoy y siempre, como el faro que alumbra
ese camino, a casi un millón de kilómetros en distancia.
Exactamente. Hoy, un día cualquiera, de cualquier mes, que muy
ciertamente sabemos, que no es cualquier día, es tu día, quiero
felicitarte, por emprender el viaje, por seguir y porque sin importar
que, siempre te queré; y te mantengo presente; y sabes por qué, porque al fin, te perdone.
Cordiales saludos, desde miles de millas de distancia, para ti, de mi
parte, muy sincera. Por qué, no importa la distancia, ni las
demostraciones, como dijiste aquella noche cercana, te quise, te
quiero y siempre te queré. Aprendimos a vivir uno sin el otro, porque
nuestro amor era tan tóxico que nos impedía vivir felizmente y aún
más, nos impedía, poder ser libres para vivir con intensidad este mundo.
Saludos, a mi mejor remitente inexistente.
Sinceramente, una chica inefable.