Campos de rosas serenos,
que cantan y sienten, dentro de las cuales una resalta entre miles,
que le gusta que se le miren, pero no dejan que cualquier mirada le cautive.
Por miedo a equivocarse con una mirada errada, perdiéndose a sí misma y no volviéndose
a encontrar más, o tal vez solo se aferra a que un día logre hallar a esos ojos que
les miren como siempre deseó ser mirada en esta vida que avanza pero que por ella no pasa.
Se dice que es tan valiosa que no hay forma de igualar su esencia.
En la taberna todos hablan de ella, acá todos dice que buscan impactar su atención
que es efímera, pero que sí ocurre. Intentando poseer eso que esa rosa tanto espera.