La muerte es una flor saliente de la tierra
Un perro que en el centro del dedo emerge con feroz grito de angustia.
La muerte es una fiebre de colores difusos como amaneceres en manicomios clandestinos,
incesantes; que obstaculizan los sueños y en medio de la locura entra como gusano en el
subconsciente.
Frio
Dolor de muerte y de separación
Serpientes en la carne como vagabundo que lame los huesos en veredas solitarias.
El perro es la angustia que late como fetos perdidos en las tumbas
Mil murallas en mi pecho desdibujan mi alegría
Alucino, y entre efímeros segundos mi nacer se aleja como la esperanza que se esconde tras
los arboles de mi propia existencia.
Atajos oscuros, voces de seres que invento
Inclementes, fugaces
Atrás se queda el cantar de las aves mañaneras como enfermera que se burla del herido,
como la luz que ya no es luz.
La noche es un pasillo con trampas y aeromozas, por donde bajan diluvios de llantos
sedientos de alegres espantos.
Da miedo dormir ya!
