Joder.

 Hoy empieza mi vida sin ti

y no te escribo, pienso ni lloro

pero joder,

te echo de menos.

¿Puedes pasarte toda una vida echando de menos a alguien?

Y un portazo.

Y tu llanto atravesando la ventanilla del coche

y yo queriendo gritar

y volver atrás

y decirte que podemos con esto.

Tus labios buscando los míos

entre nuestra puta tempestad;

dos personas en lados opuestos

de un océano inmenso

al que nadie se molestó en poner nombre.

Y yo bajando la calle

empapada

con truenos y rayos derramándose por mis pómulos

sin girarme

ni dejar de temblar,

pero segura.

Cómo ibas a saber que he confundido sus brazos con los tuyos

y he llorado en su hombro por desear que fuera el tuyo.

Y habríamos podido con esto,

la calma de esta tormenta será nuestra muerte

y a mí me sobran las ganas de vivir.

Así que, buenos días.

¿Cómo has estado?

Por favor no me digas que feliz.

Pero sonríe,

joder, sonríe

que necesito recordar lo que era aquello.

Que seas muy feliz,

y siempre desees haberlo sido conmigo.

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