El canto del levante se afina con las aullidas del vecindario.
No se deja rastro sin rotura.
Tiemblan las mareas de cal y piedra.
Ni gota queda del rugido de las tardes.
Cantes jondos de cielo y paz
limpian el rincón de las hermosuras
acumulando pares imperfectos
que cuelgan sábanas con sangre y sal.
Los gatos buscan un sol desesperado,
la dulce miel se posa en la lengua,
despiertan los suspiros y las arañas,
entre las piernas, chorrean miradas.
Glía Radial. Marzo 2021