La vida pasa sin ser vista,
poniendo óxido en las sonrisas de las fotografías.
En cambio los pájaros
viven su presente a nuestro lado en estrecha intimidad .
Ellos transforman el cielo en árbol y la semilla en pan.
No acaban su tiempo en los confines de la vejez.
Ávidos cruzan un cielo que es misterio y canto .
La luna rige sus vidas
más allá del tiempo.
Nacen rompiendo la dura roca ovalada desde adentro
En su rápido corazón pasa rauda la vida
nos dejan el legado de recordarlos vivos y unidos a nosotros .
En los dorados trigales de mi infancia vuelan aún
vuelan infinitamente pero pasan y ya no puedo verlos.
Ellos están volando adentro de sí mismos,
más adentro de mí,
más adentro.
Hector Berenguer