I.
Cuando los hijos de Ballard se fueron de su casa, después de que su mujer murió, aquella siguió igual durante mucho tiempo.
Todo en su sitio, Ballard no tocó nada.
Ni la más mínima modificación.
Las frutas, sobre los fruteros, se fueron secando hasta morir.
Cuando Ballard murió (en el 2009) los hijos vendieron la casa: antes la vaciaron (casi) completamente.
(Casi), digo.
Los nuevos ocupantes, trascurrido un tiempo, comenzaron a encontrar cosas de Ballard escondidas en la casa, pues Ballard era aficionado a esconder cosas.
La segunda familia que vivió en la casa de Ballard subastó la chimenea.
Y ese fue el final de los objetos que habitaron ese lugar insólito.
II.
Will Self, dice Lindsay -quien fuera su última esposa-, se quedó con la máquina de escribir.
Nadie sabe cómo ocurrió.
Ni porqué.
Eso pone de los nervios a Lindsay.
Tal vez quedan otras cosas de Ballard rondado por ahí, esperando re-encontrarse con su fantasma.
Esto, de todos modos, no lo aseguro.