Es dulce el olvido
de las trenzas de tu vuelo
encadenado al mío...
Y no sabe desvanecer el alma
hilada de tus palabras
ni el brillo de mis ojos
de llantos cargados.
No sabe desvanecer ese olvido
tu recuerdo ni el mío,
porque tu olvido
se me ha olvidado.