Es tan fácil conseguir una caída en picada, un abismo sin final. Como si no existiese otra oportunidad, como si el destino siempre fue que cayéramos, como si eso fuera lo único que el universo desease para nosotros por ser parte de él.
Igual es fácil conseguir mentirosos que te digan que la caída no fue tan dura, que tuviste más opciones, que todo estará bien. Como si ellos nunca cayeron, como si ellos no tuvieron que esquivar piedras que querían hundirles la cabeza cuando rodaban por tristezas o decepciones.
Es tan fácil creerles también, porque de dónde sacaríamos las ganas de seguir viviendo, despertándonos cada día sabiendo que nos podemos conseguir otra caída, sabiendo que el lado brillante de nuestra existencia es más que un instante fugaz, sabiendo que también se puede morir de tanto optimismo.
Al final decimos que sabemos, pero en realidad no sabemos cómo seguir, lo que sabemos es que seguimos sin importarnos tanto, cualquier mentira nos basta y si se repite mil veces se convierte en una verdad, porque es tan fácil caer que preferimos seguir cayendo, porque todo es mejor que no existir en este mundo hambriento.
(FugitivEmi, Mar. 12. 2018)
Bienvenida Emileidy el Prieto, muy buen post!
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