Nada es lo que parece...

Nada es lo que parece no solo es el nombre de una película de misterio presentada en 2013 protagonizada por Morgan Freeman y Woody Harrelson, que trata sobre un grupo de magos elegidos para pertenecer a una sociedad secreta y deben cumplir retos que los acerquen a su objetivo. “nada es lo que parece” también era una frase pronunciada con frecuencia por el ilusionista Harry Houdini con objeto de alimentar el halo enigmático de sus trucos. Pues bien, recientemente ha habido dos sucesos que comentaré a mi estilo y en los que naturalmente nada es lo que parece…

Tras la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, el mundo sensato tuvo un respiro tras el Brexit y la elección de Trump, pero al parecer el coletazo no alcanzó a llegar a Colombia en donde sin ningún pudor ni la mas mínima demostración de decoro se usa un foro de adoración cristiana como plataforma para la presentación de un grupo de bizarros precandidatos que ni siquiera tienen clara la ideológia de su “partido”, mientras “La loca de los gatos” Paloma Valencia y el gemelo maligno de Goebbels y admirador de Carlos Castaño -el ex ministro Fernando Londoño- expelen odio y promueven discursos propios de la Pax Americana –derecha extrema, patrioterismo feroz, rebeldía hacia el poder central-, el incoloro Carlos Holmes busca una tibia unidad nacional y el mesías Alvaro Uribe con ambigüedad dice que su partido “no es ni de derecha ni de izquierda”. Este sacudón mediático solo confirma que el Uribismo buscará una candidatura radical pero definitivamente desde una coalición en la que no sorprendería que acercaran los nombres de Germán Vargas Lleras y el ex procurador Alejandro Ordoñez.

En este escenario "pasa de agache" la Misión Carismática Internacional que según Revista Semana, recibió 25 millones de pesos por el alquiler del establecimiento comercial y que lejos de su objeto espiritual busca fortalecer la alianza política con el Centro Democrático de cara a las elecciones.

El otro temita un poco mas polémico y quizás por esa razón mueve masas de moral voluble, es el referendo anti adopción gay promovido por la liberal (no es broma) Viviane Morales, quién al parecer continua en el trance con el que la hipnotizó su renovado esposo Carlos Alonso Lucio (ex guerrillero del M-19) y del que no resulta cándido sospechar que busca un reencauche político. No hay que olvidar que el aparato de la “Identidad de Género” encendió su maquinaria con la divulgación de las cartillas homosexualizadoras y una agresiva campaña de marketing en redes sociales, o quién no se ha divertido viendo al enajenado “concejal de la familia” tratando de explicar su doble moral al encontrársele en el historial del computador una tendencia recurrente por sitios de porno o al evangelista que denuncia “la dictadura gay” . Es que política y religión es una mezcla venenosa que politizada da titulares frondosos o sino que lo diga el excremental senador Roberto Gerleín para quién el que el tema de las familias no tradicionales es repulsivo, pero en cambio el que se le encuentren a su hermano Julio 5000 cédulas en la casa solo es un malentendido…

Al menos a mi no me sorprende que estos sean los voceros de la sociedad, al fin y al cabo mas allá de tener una constitución con alma progresista. Este país consagrado al sagrado corazón y el divino niño, no entiende que la política no es solo de los políticos que se quedaron anclados conceptualmente en la edad media, no entiende que no se trata de decidir quién tiene determinados derechos, sino de garantizarlos.
Mientras en Colombia estos debates no pongan a pensar a la sociedad, es mejor sentarse a disfrutar de la salvajada de Giro de Italia que hizo “El Misil” Fernando Gaviria...

Si en política y religión nada es lo que parece, entre André Greipel, Caddel Ewan y Gaviria los últimos 150 metros definitivamente si son lo que parece: una lucha de titanes.