Hay muchas posverdades posibles pues la mentira no tiene límites retóricos ni imaginarios. Sin embargo hay algunas que resuenan por encima de las demás en la sinergia del imaginario colectivo que a veces llega hasta escalas globales o al menos intercontinentales. El origen del fascismo no es tan relevante como muchos puristas del lenguaje quieren. El lenguaje es una cosa extremadamente flexible y cambia mientras lo pronunciamos. Hay palabras extremadamente exactas y concretas, y también hay palabras bastante suaves y flotantes. Fascismo fue usado para designar un modo de gobernar autoritario, basado en la guía de un caudillo que lidera un retorno a un statu quo anterior y que se vende como algo resplandeciente. Es una cosa conservadora, autoritaria, antidemocrática y a esto se añade el carácter racista/genocida del fascismo nazi. Este es el uso común de ese término. Para no confundir las palabras, podemos hablar de un neofascismo para referirnos a un modo de gobernanza moderno en el que se recurre a un discurso, una narrativa similar se supremacía racial, autoritarismo, de carácter conservador. Tal narrativa valida un modo de gobernanza en la que un líder lleva al pueblo de buenos patriotas a una condición replandeciente y anterior a lo actual. Hacer a las Américas grandiosas de nuevo, parece ser el lema de este movimiento actualizado. El fascismo va muy ligado a las tendencias de derecha, pero no de la derecha filosófica y libertaria específicamente sino más bien a la derecha ignorante.
Como parte del discurso neofascista se tiene una postura anti-derechos humanos, contra el género no binario y la sexualidad diversa. Se tiene una nostalgia de otros tiempos antiguos, en la que líderes fierros dominaban por la fuerza el panorama político, matando y torturando a la oposición para librar del "comunismo" a la patria. Los exponentes comunistas perdieron la guerra fría, se volvieron capitalistas (China) o quedaron aislados (Cuba) económicamente. Además tras la guerra fría y el avance en las tecnologías de comunicación convirtieron añadieron el factor cultural a la hegemonía. Y esto lo analizaron y comprendieron varios filósofos marxistas, como Gramsci. De este modo la guerra fría se transportó a la cultura. Es allí donde nace ese neofascismo anticomunista. Hubo en América guerras y matanzas en nombre del anticomunismo durante varias décadas, muertos que no atribuyo específicamente al capitalismo (el capitalismo ya tiene sus fosas de muertos pero de hambre frío y enfermedades prevenibles) sino más bien a ese movimiento anticomunista que supuestamente luchaba por librar a los países de una ideología de asesinatos políticos y represión, teniendo como principales medios el terror de estado, la represión y la muerte de los opositores. Un absuro más.
Ese anticomunismo fue haciéndose menor con el avance de las tecnologías de comunicación. Ya con teléfonos y cámaras las matanzas eran más difíciles de tapar. Con los ideales de democracia y libertad que iban supuestamente asociados al anticomunismo, iba volviéndose incómodo matar a tanta gente. Así que fueron dejando de hacerlo abiertamente, además que habían negocios en juego siempre.
Como bien lo predijo Gramsci, el comunismo tras la derrota se fue yendo a lo cultural. El comunismo siempre se trató de la justicia social. Desde que luchó por la educación gratuita para los niños, de evitar el trabajo infantil, de disminuir las horas de trabajo, entre otras cosas, el comunismo no nace con Marx ni murió con él. Así como las ideologías libertarias elevan sus dogmas a la universalidad de la defensa de la libertad individual, las ideologías colectivistas elevan sus dogmas a la universalidad de los oprimidos vs los opresores, la búsqueda de la justicia social para los desposeídos.
Florece el marxismo cultural desde que los medios de producción de la cultura no pueden ser monopolizados. Ya desde que se podía imprimir volantes, la búsqueda de justicia social se expresó en tinta. Luego en filmes, música, televisión, radio, INTERNET! Los SJWs, como los llaman los gringos, han venido usando esos medios de producción cultural a su antojo, promoviendo discursos de justicia social. El feminismo poco tiene que ver con el marxismo original de siglo 19 pues a Marx poco le importaba las diferencias de género. Pero ahora resulta que el feminismo es parte de ese marxismo cultural, ya que entra en esa categoría de búsqueda universal de justicia social. El feminismo vino a deconstruir algunas cosas y entre ellas la sexualidad se diluyó en el posmodernismo. La homosexualidad y transexualidad han existido siempre, pero ahora se le da demasiada pauta mediática. Es un hormiguero que el feminismo vino a remover. Lo que los fachos no entienden es que la ideología de género no se la inventaron los posmodernistas. Más bien la han inventado y reinventado los mismos humanos desde siempre. El cristianismo mismo se ha inventado su ideología de género a imagen y semejanza de su dios, y así, los LGBT también. Algunos feministas lo que han buscado es la disolución de la ideología de género, y es allí donde ni los LGBT ni los conservadores reaccionarios no han entendido que el género es una ideología innecesaria.
Pero basta del rollo posmo que pueden ir a leer a otros pdfs. El asunto es que hay un marxismo cultural que se extiende más allá de la revolución del proletariado y a sus exponentes les han puesto el epíteto de el chairo. De este modo, no puede faltar su antítesis neofascista: el facho.
El chairo y el facho conviven y se reparten los idealismos ignorantes y utópicos que quedaron de la falsa dicotomía de la guerra fría de comunismo vs capitalismo.
El marxismo cultural floreció en Europa, dando una sensación de progreso en justicia social. En EEUU el marxismo también floreció promoviendo el estado de welfare y sigue. En América Latina, la intervención gringa apoyó a los anticomunistas dañando así el tejido social y volvió hegemónica (dominante) a la narrativa facha neofascista. En reacción a esto hubo siempre un marxismo cultural estancado en la guerra fría, en el comunismo clásico y rígido de la revolución del proletariado. Hasta las últimas décadas que Latinoamérica fue elaborando su marxismo cultural.
No es tan sencillo y no se debería ser reduccionista, pero ultimamente el marxismo cultural está muy ligado a la mal llamada ideología de género asociada a una supuesta agenda conspiracionista de los LGBT. Aunque esto podría ser así, el marxismo cultural va mucho más allá de eso, como el derecho a la migración, la soberanía de los países del tercer mundo que los gringos continúan violando, el asistencialismo europeo para que estas sociedades no colapsen (Europa tiene una deuda infinita con sus actos de colonización), lo que nos trae también al tema de la soberanía de las comunidades indígenas y su negación y exclusión sistemática, los derechos de la niñez, las mujeres y otros.
Pero hay una razón muy clara de porqué el neofascismo centra su narrativa neo-anticomunista en dos temas: derechos LGBT y aborto. Es para apelar a las emociones que esos temas despiertan en las personas religiosas, que aún son una mayoría inmensa en Latinoamérica y hasta en EEUU. También está el tema de la migración, pero este tema es muy relativizado por las narrativas neofascistas. Cuando conviene se celebra la migración, digamos cuando se trata de huir de Cuba o Venezuela, que son países con represión socialista. Pero cuando se trata de respetar el derecho a migración a EEUU, por ejemplo, el discurso cambia a conveniencia y se condena que esos países con violencia e injusticia social exporten migrantes ilegales. Sin embargo ese discurso no funciona cuando vivimos en carne propia esa miseria tercermundista. Por eso el neofascismo en Guatemala no apela a la migración ilegal. No es un discurso que vaya a resonar con las personas.
Hace unas semanas el presidente del congreso (hijo de un político corrupto que se apoderó de la municipalidad de la ciudad de Guatemala y sus negocios durante varios años) de Guatemala expresó un discurso absurdo de posverdad.
En el post anterior resumí la situación de Guatemala de los últimos meses. En Guatemala, debido a esa tal CICIG estamos acostumbrados a estos escándalos desde hace un tiempo. De hecho la política en general está repleta de escándalos de corrupción en todo el mundo. Es tradición humana, confiar en psicópatas y legitimar su poder. En el caso de Guatemala, Jimmy tiene claros problemas mentales, pero no es el hombre con más poder en Guatemala. Quienes tienen el poder en realidad están detrás de ese telón, militares, políticos, narcos y millonarios, dueños de tierras, medios de comunicación. Y también se puede mencionar a las inversiones extranjeras en el país.
Como ya dije, la posverdad es un término genérico y así como hay posverdades y pospolítica neofascistas, las hay también del marxismo cultural. Por ejemplo, el asistencialismo europeo y norteamericano (incluyendo en especial a Canadá) da una idea de ser algo bueno por promover acciones en dirección de la justicia social. En realidad sólo mantiene al margen el descontento, promoviendo mejor calidad de vida en los pobres para evitar que hayan movimientos violentos que busquen revertir las estructuras de poder. No atacan a los problemas de raíz ya que eso implicaría movimientos violentos que afectarían sus importaciones, su condición de colonizadores paternales o no interesa a los bancos mundiales que dan préstamos, o qué se yo. El punto es que es obvio que ese asistencialismo mal implementado no puede tener éxito.
En este caso, vuelvo al presidente del congreso, hablo de su discurso de posverdad que ha sido copiado y secundado por el presidente, diputados, alcaldes y demás perros falderos de los poderosos.
El discurso absurdo en cuestión puede escucharse en ese video de youtube (si tienen el estómago para aguantar absurdos de muy baja talla). Básicamente toma esa narrativa de la dictadura de la correctitud política que ha mellado en España, Argentina y no sé qué otros lugares, toma el tema del aborto (latentemente) y dice que hay un ambiente de terror impuesto por quienes apoyan esas posturas, que la familia están bajo ataque. Todo es, claro, mentira. Las familias guatemaltecas sí que están bajo ataque, pero no por los trans o por los abortistas sino por la alta criminalidad, por la impunidad, por la corrupción de esos políticos.
El presidente, cuando anunció que ya no renovaba a la CICIG mencionó al final que su gobierno defendía a la familia (en alusión a las recientes leyes antiaborto que el congreo aprobó), acotación absolutamente innecesaria pero conveniente para dar un guiño a esos conservadores con una alta religiosidad o neofascistas que aprovechan el discurso para promover sus delirios.
Este discurso fue hecho en septiembre de 2018 y desde entonces, el presidente se ha dedicado a decir mentiras y tonteras (como siempre) y los diputados del congreso se han dedicado a promover leyes que les permitan evitar la cárcel y perder sus puestos.
Todo esto promovido mediante un discurso neo-anticomunista que apela a las emociones de los conservadores para proteger a la familia de enemigos imaginarios. El aborto quizás si sea un tema muy polémico, pero el progresismo y el socialismo van mucho más allá de esos dos temas elegidos para afianzar la pospolítica Guatemalteca.
Un buen ejemplo de que esta selección se limita a esos dos temas a conveniencia es lo que está pasando con la caravana de migrantes. Hay tanto personas con tendencias de izquierda, como conservadores cristianos, defendiendo a esos migrantes y preocupados por sus motivos para abandonar su país. El neofascismo guatemalteco guarda silencio con respecto a este tema porque no le conviene tocar ese nervio colectivo, esa sensibilidad hacia los hermanos vecinos. Algunos neofascistas sí les tiran mierda y los tachan de mercenarios, invasores, y hasta de padres irresponsables, pero ese discurso apenas tiene apoyo de algunos, ya que todos nosotros hemos conocido a alguien que se ha ido de mojado por pura necesidad o amor a sus familiares.
También, aparte de esto, hay en Guatemala aún un anticomunismo bien arraigado, heredado de la guerra interna e inculcado por dictaduras militares. Ya con ese viejo y confiable anticomunismo ochentero tienen en la bolsa a gran cantidad de personas.
La estrategia de posverdad que tienen los corruptos actualmente en el poder se basa entonces en el mas rancio de los anticomunismos, se apoya en la religiosidad y la ignorancia y se basa en mentiras. La paranoia anticomunista que muchos neofascistas tienen hacia el marxismo cultural es bastante absurda. Piensan que por tener un gobierno progresista habrá una revolución del proletariado, pero esto es extramadamente improbable ya que los gobiernos progresistas también están llenos de posverdad (muy parecido a lo que hablaba del asistencialismo europeo) y las estructuras de poder en Latinoamérica no permitirán que sus inversiones económicas fallen.
Hoy el gobierno de posverdad de Guatemala basa sus mentiras en un par de temas centrales. Mañana ya veremos qué se inventan para aprovecharse de la religión o ignorancia de las mayorías.
como dices en tu frase final, los gobiernos se mantienen sobre la mayoría de una población ignorante. pero estos ignorantes hoy no son los analfabetos. En sus filas están obreros, clase media, universitarios, emprendedores y empresarios. Les han enseñado a producir, a obedecer, a consumir y a correr tras la mejora social (un palo con una zanahoria en su punta). Todos los gobiernos hablan de mejorar la educación, pero se refieren a la educación que sirve para crear consumidores y obreros con más o menos especialización; de enseñar a pensar y a tener criterio, de eso nada.
El cambio necesita de estrategias rupturistas y la educación es la base. Por lo que en primer lugar hay que crear esa nueva educación que tenga como objetivo enseñar a pensar para acercar de nuevo al ser humano a los principios de la Revolución Francesa y desde allí a la mejora de la calidad de vida mediante nuevos procesos productivos que no fomenten la concentración de capital.
Con esa nueva educación se podrá replantear la organización de los pueblos donde se tendrán que cambiar constituciones, códigos civiles, penales y organizaciones de gobierno.
Si no es con la educación habrá que llegar a ello con la sangre: una nueva revolución con guillotina para todos los poderes y para sus perros guardianes, pero como sabemos de lo que siguió a la Revolución Francesa, este camino no asegura el cambio social y político de forma perenne, solo asegura el cambió en las personas que ejercen el poder.
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La verdad es que sé más de política que de partidismos. Pero todo gobierno que vaya en contra de los derechos humanos y del bienestar común no debería estar al frente de ningún país.
Este análisis que haces involucra muchas aristas que están relacionadas con los derechos humanos, fundamentalmente.
Te felicito por la claridad con que expones tus ideas.
Saludos.
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Gracias, Sandra
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¡Muy buena reflexión, queridísimo @elguille!
Yo pienso que ninguna tendencia política es mejor que otra, porque sencillamente todas van por el Poder y no por la gente. Los pueblos del mundo son tan sólo instrumentos para llegar a él.
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Así es, Zeleira. El famoso populismo que se da desde todas las ideologías, porque su principal ideología es sólo adquirir poder a cualquier costo.
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