Lo opuesto del día, otro lado de una moneda, excepto que nosotros estamos dentro de la moneda y ésta gira y de un lado nos alumbra y del otro no. Se supone que el ciclo de la noche y el día es regular y racionalmente se nos enseña que es el resultado de la rotación de La Tierra sobre su eje y la proyección de la luz del Sol sobre esta. De este modo, al estar de frente al sol es de día y al estar a espaldas del sol es de noche. Ahora la moneda es la tierra, y tiene infinitas caras, pues es una Esfera, y cada una de esas caras es distinta, así que ya no se trata de una dicotomía sino de una multiplicidad infinita, y cada una de esas posibles caras tiene una iluminación ligeramente distinta, y más bien, en lugar de la dicotomía noche y día, esta situación explota y se convierte en el paso de El Tiempo, desde la perspectiva de La tierra. Por eso la noche se define como un rango fuzzy o difuminado de posibilidades, desde cierta hora del día hasta cierta hora del día siguiente, desde ciertos niveles de iluminación que se dirigen a la ausencia de sol y con ello a la oscuridad, hasta ciertos niveles de iluminación que se dirigen a la reaparición del sol en la bóveda celeste. Por mucho que se racionalice, estas últimas palabras ya evocan poesía y nos alejamos de esa lumbre débil de la racionalidad para adentrarnos en la noche y todo lo incomprensible que comprende. Peleamos contra la noche y su oscuridad con nuestra Energía artificial. Momento para Dormir y recuperar las energías. También asociada al concepto del Desvelo y la vigilia. En otros tiempos, podemos imaginar, a nuestros ancestros tener un temor mayor hacia la noche y los riesgos que trae. El frío está asociado a esta quimera cuya cantidad de cabezas no podemos conocer dado que no las podemos observar. El frío de la noche, racionalmente viene de la ausencia de la radiación solar entrando al sistema terrestre, pero incluso esa racionalización ya nos deja al sol como una deidad muy importante que nos abandona periódicamente, dejándonos sin sus beneficios, pero siempre con la promesa de volver tras un tiempo predecible.
También está el espectáculo de las estrellas en el techo de nuestro playground, bóveda celeste, que cada vez es opacado más y más por nuestra batalla perenne contra La naturaleza primitiva. Las estrellas no son sólo belleza. También sirvieron para ubicar los puntos cardinales, otras nociones racionales pero igual de mágicas.
Dado que el día trae consigo una plétora de afanes y tareas que deben hacerse con la urgencia del tedio propio de un Sísifo hipster, la noche viene a ser un compartimento de intimidad, fuera de los ambientes laborales, escolares y domésticos. Es en esa arca de la noche en donde me salvo del diluvio de faenas que trae consigo ser un humano que debe manualmente asegurar su subsistencia y otras complejidades más allá de los instintos. Ese diluvio que me ahogaría en una depresión y una esquizofrenia terribles volviéndome un grano de polvo barrido por la civilización para limpiar su maquinaria. Pero la noche es mi refugio. Este mismo ovillo que deshilo en estas palabras es posible gracias a la noche. Sería difícil hacerlo durante el día, dadas mis circunstancias actuales de carencia alarmante de ocio. La noche me salva.
Pero así como me salva, la noche se convierte en cómplice de mi propio sabotaje. Dormir mal trae consecuencias graves, y de ese modo, invertir la noche en otras faenas en lugar de descansar en detrimento de mi recuperación corporal es una mala idea.
Aceptamos la noche y la disfrutamos, incluso intentamos racionalizarla; pero todo eso se hace vicariamente mientras se le combate. No es que se le combata para ganarle. Eso sería imposible. La noche es una deidad infinita; de hecho fuera de la tierra, lejos del sol, la noche se volvería la norma, es la eternidad misma. Cuando surquemos el espacio, lucharemos inútilmente también contra la noche viajando en nuestros vehículos interestelares. Inútlimente pues la noche es la vastedad misma del universo y su ruta hacia el enfriamiento general, la noche es la expansión del universo que ha hecho que los fotones se vuelvan más y más opacos y fríos, que las estrellas estén más distantes y se vuelvan así puntos que se desvanecen con el pasar de los millones de años. No lo vemos, pero el universo está lleno de luz que no podemos ver, pues somos Casi Ciegos, pero es luz tan fría, que igual y si la viéramos, seguiría siendo una oscuridad, ligeramente iluminada con fotones zombies lloviendo isotrópicamente. Podríamos decir que estamos en la noche del universo, y talvez atrevernos a asociar el día a la época de los fotones, que según la cosmología (racionalización esotérica de nuestro origen) duró desde los 10 segundos pasado el big bang hasta los 370,000 años de haber nacido el universo. Ahora que nuestro universo está de noche, no sabemos si volverá a estar de día (aunque eso implicaría que la radiación aniquile nuestros cuerpos).
Pero volviendo aquí a nuestra humilde silla, volviendo a la experiencia vicaria de la noche, una cosa importante que hay que mencionar es que la combatimos y la seguiremos combatiendo hasta la muerte. Con linternas, pantallas y pixeles, con fuego, racionalizándola con astronomía para dummies, o incluso proyectando nuestros ojos y su esperanza hacia las estrellas con la nostalgia por nuestra propia estrella, El Sol, y a veces a La luna. También la combatimos soñando que es de día en nuestros lechos. Nos encanta, nos inspira o nos intriga la noche, pero siempre, siempre, desde una posición de privilegio, en la que la noche y su vacío luminoso no nos alcanza. La disfrutamos de lejos mientras nos salvamos de la noche. Pocas veces aceptamos realmente a la noche y su oscuridad, incluso al hacerlo, lo hacemos en condiciones tales que podamos volver a nuestra batalla contra la oscuridad sin dificultades. Teniendo algún artefacto luminoso a la mano listo para ser activado, o si no, con la esperanza de que la noche terminará en unas horas.
Dormimos, pero con la esperanza de despertar cuando ya esté alumbrando el sol. Con la esperanza de soñar algo emocionante. No dormimos para entregarnos a la oscuridad y su inexistencia. No dormimos como en un acto eutanásico de suicidio grato. Dormimos tranquilos porque sabemos que despertaremos, y con ellos habremos vencido a la muerte, llamados por el mesías Sol como Lázaros, saliendo de nuestra caverna, devueltos al tedio, el castigo diurno de un Sísifo cotidiano.
No luchar contra la noche puede ser resignación. La noche puede también ser una obsidiana brillante, negra y sólida en nuestras Manos que podríamos usar para cortar nuestras venas y éstas escurran así su oscuridad roja de noche carmesí. Sería apocalíptico aceptar por completo la noche, sin recurrir a la luz artificial, sin recurrir a la esperanza que nos dice que vendrá el día. Acto que indigentes y campesinos sin infraestructura de electrificación básica practican a diario en este tercer mundo. Saber que podrías no despertar y alojarte en la noche indefinidamente. Se representa muchas veces el limbo como un ambiente invariablemente blanco, como un limbo de día, pero bien podría existir un limbo nocturno.
No he olvidado mencionar también la Vida Nocturna, pero su banalidad y superficialidad la vuelven menos prioritaria para estas letras. Otra vana lucha contra la noche y su vacío. Llenar los espacios vacíos a como de lugar, con ritmos bailables, con luces de antro, sexo o alcohol. Pero aunque menosprecie yo estas prácticas, son tan humanas como la poesía misma y talvez corresponda a alguien más profundizar en sus dominios.
Noches neuronales; días de desconexión; Solo Sísifo recuerda que su vida es un castigo; los demás son zombis que salen de sus ataúdes a la orden de un despertador que les lleva hacia la luz del día.
Se perdió la promesa de vivir un último día antes de la noche eterna que nos hizo el apocalipsis nuclear ¿que nos queda sino escribir de noche en nuestro desespero.
-Le pregunté; ¿Por qué existe un planeta tan absurdo que pretende brillar como una estrella por su cara oscura? ¿Volverá Sísifo a ser libre?¿Cuándo la noche devolverá la luz a esta humanidad ciega?
y aquella figura de negra de ojos infernales contestó desde su púlpito en lo alto de la puerta.
-¡Nunca Jamas!
Me alegra ver que se imponen las ganas de escribir de forma catártica al deseo de recompensa, de lo contrario estaríamos bien jodidos siguiendo noticieros a medida del que manda, escuchando "despacitos" y alabando la vida y milagros de los superhéroes ( o pseudoantihéroes) del celuloide.
¡Gracias Guillermo!
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Esto es poesía con infinidad de adeptos, mi Guille. Tus palabras son tan hermosas que es difícil evitar viajar con ellas por esos mundos y claroscuros que nos pintas.
¡Un abrazo gigante e infinito, mi amigo! Extrañaba tus letras.
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Gracias por siempre venir a recibir mis textos, Zeleira. Siempre es un gusto escribir y tener esta bienvenida. Te felicito por mantenerte siempre escribiendo por este medio.
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¿Cómo definir tu prosa? Sin duda: Original; con cierto toque entre lo racional y lo místico, que cuida expresar paradigmas aceptados bajo una estética poética contemporánea, que sin ser verdades absolutas, dominan nuestra forma de entender nuestra relación con el universo, donde la noche la presentas como un actor destacado. Las imágenes conceptuales, el tono y ritmo ilustran gratamente. Me gusta
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