La confusion que se crea en nuestra vida cuando tenemos que enfrentarnos a determinados conflictos es igual al producido en la naturaleza cuando en ella se produce una tormenta, un terremoto, o un sunami.
Despues de una tormenta sera la luz del sol quien se encargara de recuperar el daño causado en la naturaleza. Donde hubo muerte y destruccion, la vida resurge con nuevo vigor, porque en el seno de la naturaleza esta la semilla de una nueva realidad.
La fueza de la vida humana no esta en el desarrollo de la industria y el comercio, porque estos son el fruto y no la raiz de la realidad. Por eso, los frutos que vienen con la industria y el comercio se deterioran demasiado rapido y nos dejan mal sabor de boca. Es la raiz de la vida humana quien debe asumir su proceso de crecimiento.
Hay que mirar el ejemplo de la naturaleza, la armonia de las montañas, la placidez de los valles y la belleza de las extensas estepas, que nos invitan a conocer sus entrañas para reconciliar nuestro mundo interno con la realidad externa de nuestro diario vivir.
Cuando el hombre practica el arte del encuentro y de la reconciliacion, esta abriendo el camino del buen combate, el camino de la verdad interior.
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