DETÉNGASE Y MEDITE
Por fantástico que parezca, acaso sería una buena idea que, en determinado día, se desconectasen todos los teléfonos, cesasen de funcionar todos los motores, y se suspendiese toda actividad por espacio de una hora; para darle de este modo a la gente ocasión de reflexionar, por unos minutos, en lo que es la vida, y para qué viven, y a qué aspiran, verdaderamente. En momentos difíciles, cuando la ansiedad asedia al corazón, o algún otro pesar nos lo oprime, ningún medio tan seguro como la meditación para lograr una calma relativa. No se sabe de algo que pida menos gasto de tiempo y energía, cuando quiera se trate de recobrar el dominio de nosotros mismos y de sujetar la voluntad al imperio de la razón. A todos, sean cuales fueren nuestra edad y nuestra experiencia, ha de sernos dable emplear en la meditación parte de nuestras horas libres, y el hacerlo así, es condición indispensable para vivir juiciosamente.