El hijo, el abogado, el subconsciente

-Hijo, dime qué sendero debemos tomar, el frondoso o el rocoso.
El chico coge la brújula al revés.
-Trae, que no tienes ni idea.
Ni siquiera levanta la cabeza y sigue mis pasos. Pasa un rato hasta que noto su ausencia. Mi vástago observa cómo se ha formado un pequeño carámbano en la rama de un viejo árbol.
-Quizá lo que el chico necesite es que lo escuches de vez en cuando... Hablas tanto que ni siquiera me escuchas a mí. Pregúntale, a ver, qué quiere ser de mayor.
La voz del subconsciente golpeó mi cabeza con tal fuerza que me provocó hasta vértigo.
-¡Pues qué va a querer ser! ¡abogado, como su padre! verás:
-Hijo ¿Qué quieres ser de mayor?
-Geólogo-, dijo, sin apartar la mirada de su hallazgo.
-¿No te gusta el entorno jurídico?
-No quiero acabar hablando solo como tú.
-Je, je, je- reía mi subconsciente.