No se la procedencia del original, simplemente llegó a mi correo y el remitente quiso reservar su identidad al mandarlo desde un servicio de correo anónimo.
La noche era fría y oscura, la luna parecía colgar como un farol mortecino en un viejo bar, los pasos se sentían lentos bajo esa tenue luz. A lo lejos se divisaban las siluetas de los botes que dormían tal como borrachos en las rocas de la playa.
No recordaba quién era, solo quería escapar de su lado oscuro, de todo lo que le rememoraba su pasado y las decisiones que equivocadamente había tomado.
Era tarde, por lo menos eso pensaba. Su silueta fina y hermosa se recortaba a contra luz; era una mujer raramente hermosa, alta y delgada, de buena silueta al decir de muchos; pero sola, con esa soledad que va por dentro, esa que no llena a nadie y es solo vacío. Y allí estaba buscando un motivo para olvidar todo, a pesar de las pequeñas raíces que la ataban a su pasado.
Quiso el destino cruzar en su camino uno de esos seres extraños que camina por la vida, de esos que prefieren ser lobos a humanos; quizás por ser demasiado humanos se alejan de la muchedumbre.
Solo cruzaron sus miradas y reconocieron que la desconfianza hacia presa de ambos. Ella, triste y escondida detrás de una sonrisa falsa, y aquel ser extraño, cansado de seguir la huella de sus propios pasos, sin embargo él no supo porque le dirigió la palabra y se animo a decir: “¡Hola! Yo voy solo hacia mi destino incierto y tú niña de ojos tristes. ¿Dónde vas?”
Ella solo atino a sonreír y pensar dejarlo pasar, sin embargo no supo porque lo miro y le dirigió la palabra “¿Por qué me dices niña triste yo no lo soy.”
“Quien más que los tristes y los lobos solitarios como yo andarían por esta vía” le contesto el extraño ser. “¿Cual es tu historia?” pregunto.
Ella solo pensó en correr, pero por primera vez en mucho tiempo no tuvo miedo, aún sabiendo que hablaba con una fiera muy extraña, quizás este ser le inspiraba confianza a pesar que era un lobo y ella solo confiaba en sí misma.
La noche se adentraba en el puerto, la luna se escondía bajo un tenue manto de tiniebla las sombras comenzaban a abrazarlos. Él extendió su pata y le dijo “sígueme” ella casi sin voluntad le extendió su mano, la coloco en su lomo y lo siguió, casi si protestar comenzó a hablar de sus sueños rotos de su pasado presente y empezó a verse reflejada en el lobo, este solo escuchaba y reafirmaba todo lo que ella sabia de antaño, pero no tenia el valor de reconocer, era un ser solitario al igual que el lobo. Este le contó como renuncio a la vida de los hombres, por amor a ellos, le contó de sus tristezas de cómo no pudo hacer nada frente a la muerte, a pesar de enfrentarla tantas veces, esta vez ella le había ganado la partida, se sentía que sobraba, no encajaba en ninguna parte, se sentía raro, diferente y la gente como siempre se lo hacia notar.
Él amaba tanto a la vida y su vida le daba la espalda, ya no tenía mucho que lo mantuviera atado a la cordura, había preferido escapar de noche, pues nadie lo echaría de menos, nadie en la manada. El Lobo pensó en voz alta “Ustedes los humanos son simples, son utilitarios, utilizar y desechar, son mas animales que los Lobos, pues nosotros solo atacamos para sobrevivir”.
La niña no entendía nada, pero estaba segura. Por primera vez en años su sonrisa no era de miedo o falsedad, era sincera, se asusto al preguntarse quién era este ser que la hacia pensar distinto, ya la niebla no dejaba ver más allá de 10 metros.
El Lobo la miro a los ojos con ternura y le dijo "Te contare un secreto, yo soy un laberinto, quién entra no sabe que encontrara, ni siquiera yo lo se, lo voy descubriendo día a día, de eso se trata el vivir para criaturas como yo, tratar de salir del laberinto que construimos en torno a nosotros; la vida puede ser simple, vívela”.
La niña mientras escuchaba miraba en un charco su reflejo, trataba de reconocerse ya no era la misma de hace unas horas atrás, algo había cambiado. Quien era este loco que trastornaba su vida, con qué derecho se inmiscuía. Ella lo miró y le dijo con voz débil "yo no puedo salir, no se como salir. Siempre he hecho lo que los demás quieren. Ni siquiera se porque te hablo, porque permito te acerques a mí. No se si decírtelo o no pero me agrada tu presencia, quizás por curiosidad estoy esperando cuando me vas a defraudar”.
El Lobo la miro, sonrío irónicamente y le dijo “Son los humanos los que defraudan a sus semejantes, nosotros no sabemos nada de ello, es más fácil que tu me defraudes a mi que yo a ti, es mas fácil que pierda yo mi libertad que tu ganes la tuya, pero en algún minuto hay que atreverse a vivir y yo decidí que es la hora de partir de nuevo, asumir mis errores, alegrarme por mis aciertos, llorar mis fracasos y empezar de nuevo a vivir”.
La Niña balbuceo “No puedo mis pequeñas raíces me atan”, el Lobo se acerco y le dijo al oído “Nuestras pequeñas raíces deben crecer y convertirse en grandes árboles y no en pequeños arbustos, no traslades tus fracasos a ellas ni te escudes en ellas. Primero piensa en ti, si tú estas bien, ellas estarán bien, tal vez no ahora sino en el futuro”.
“Pero es que todos me aconsejan” dijo la niña.
“Que todos te aconsejan, pero dime quien piensa en ti, solo piensan en ellos, son como cuando tienes alguien al borde de la muerte y lo único que deseas es que se quede no importa como y todo por no sentir la perdida de ese ser, sin pensar en su sufrimiento” susurro el lobo.
Ella lo miró y le dijo “No me confundas, no me invadas”.
“¿Yo invadir?” Grito el Lobo “y quien me devuelve mi tranquilidad chiquilla o acaso crees que soy inmune a tu dolor, cada paso que doy a tu lado mi libertad se esfuma y a mí quien me protege cuando me domines y decidas alejarte en medio de la niebla, para donde iré, yo no tengo un lugar, tu te estas convirtiendo en mi hogar, llegara un minuto en que no podré respirar el aire sin aspirar tu nombre, tus horas ocuparan las mías y ¿que haré cuando no estés?”. El Lobo bajo la cabeza y musito “Haré lo de siempre lamer mis heridas y seguir mi camino solo; que lejos estoy de casa estoy en medio de la nada y me encuentro contigo y lo único que quería era huir de la vida y sin querer tu me das motivos para vivir, ¿quien invade a quien?”. Lobo levanto la vista y lanzo un aullido incomprensiblemente triste al vacío.
Ella se asusto por un momento, jamás había visto esa sinceridad que llega a ser dolorosa. Pero él le sonrío y le dijo “No te preocupes, no es nada, ven acércate, te puedo estrechar”, ella no supo por que se acerco y sintió un pelaje duro y fuerte pero tierno, que no la retenía pero no la dejaba ir, se acomodo no quería salir de esa posición mientras caminaba, era distinto a cualquier abrazo que sintiera antes, por primera vez en años se dejo ir y sintió latir aceleradamente su corazón y pregunto “¿Lobo no me vas abandonar?¿No me dejaras sola en la niebla?”
El Lobo la miro con ternura y dijo descuida “Yo no te dejare. ¿Pero tú me seguirás cuando se levante la niebla? No me respondas que solo el tiempo sabe la respuesta, pero puedes contar conmigo, ya he perdido mi independencia soy tan tuyo como tú lo quieras”
Caminando en medio de una noche de niebla se pierden dos siluetas por el muelle. Años después el Lobo recordaba ese dulce momento “Ya he lamido las heridas que me dejo su separación, ella logró aceptar lo que es y realiza su vida aceptando su realidad. Soy un ser extraño, amo tanto la libertad que no traté de convertirla en ‘Uno de los míos’, le ayudé a buscarse, a encontrarse y a vivir plenamente con tal conocimiento. Tal vez soy un idiota, pero no creo que me importe “.