La crisis nos afecta a todos mientras se lleva nuestras vidas.
Incontrolable dificultad nos guía hacia la muerte
El pasado sábado 14 de julio fallece Arnaldo Jose Arteaga Fereira tras un inevitable infarto en las residencias Loma Linda a horas de la tarde.
En una silenciosa tarde en el apartamento N°2 de la torre 10, ocurre un inesperado fallecimiento. La señora Cecilia de Arteaga pasaba el rato junto a su hermana, cuando de improviso ambas escuchan un fuerte golpe que pertenece a la habitación en la que su esposo se encontraba. Extrañadas de aquel ruido procedieron inmediatamente a buscar la razón del estruendoso sonido. Al entrar a sus aposentos dirigieron inmediatamente con aires de desesperación su mirada hacia el robusto cuerpo del señor Arnaldo quien yacía sobre el suelo mirando hacia el vacío. Su esposa, solo acompañada de su hermana, no tuvo idea de qué hacer en ese momento más que sollozar sobre el cuerpo de su difunto esposo. No pudo consolarse siquiera con sus hijos puesto que dos de ellos se encuentran fuera del país y el único que sigue dentro de Venezuela está casado viviendo junto a su esposa. La única opción que tenía eran sus vecinos, quienes al escuchar aquel griterío se alarmaron en seguida.
Ilustración 1 Familia Arteaga
Los vecinos que lograron ingresar a esa nube de desconsolación, como pudieron cargaron el pesado cuerpo del fallecido llevándole hasta la cocina. Cercanos angustiados desconociendo como ayudar intentaron reanimarlo, buscaron el pulso de sus muñecas inútilmente porque el ya se había retirado espiritualmente de ese lugar. Tras semejante alboroto se aproxima aun mas parte de la vecindad de la comunidad Loma Linda, preocupados por el escándalo que se había creado en el apartamento del señor Arnaldo. “No esperaba ver algo así en ese momento, él literalmente estaba acostado boca arriba en el suelo de su cocina. Habían cuatro personas a cada lado de él intentando reanimarlo, pasamos aproximadamente 15 minutos intentando conseguir signos vitales, pero fue inútil, el cuerpo de Arnaldo se encontraba muy pálido sin embargo su cara estaba de color morado y botaba espuma por la boca, su mirada estaba dirigida hacia un punto ciego y sus ojos estaban cristalinos.” Comentaba Manuel Cifuentes, residente del apartamento 7 de la misma torre.
Ilustración 2 Residencias Loma Linda. Torre 10
Numerosos residentes lamentan la partida de Arnaldo en ese instante, principalmente a causa de que él poseía una personalidad extraordinariamente jocosa, alegre y divertida que alcanzaba contentarle el día a más de uno con toques de ironía que llenaban cada oración que este dictaba. Además de ser un buen vecino, se despertaba alrededor de las 3 am para estar pendiente del agua que llegaba al edificio, de esta manera él la hacía llegar a todos los apartamentos de la residencia, por lo que a la mayoría de los residentes les beneficiaba mantener en contacto con él.
Durante más de 30 años viviendo en ese hogar, consiguió un lugar en los corazones y obtuvo el cariño de cada uno de los habitantes que pasaban frente a su torre. A horas de la tarde se solía reunir en un kiosko junto a su grupo de amigos, aunque en ocasiones se encontraba frente a su casa pasando el rato. Sus años dorados ya habían tenido un lugar en el pasado por lo que adaptó a pasar sus últimos años descansando y teniendo la música como un hermoso pasatiempo.
Una de las razones por la que dejó de laborar en el espectáculo de la música fue la enfermedad que este traía en relación a su corazón. Tomó su descanso de todo lo que lo movía pero en aquellos años fue parte de múltiples bandas, siendo un músico exitoso y reconocido entre otros. No dejó que su talento se desvaneciera allí, por lo que se lo trasladó a su hijo menor, ArnaldoArteaga De Pool, guiándole y enseñándole a tocar aquel instrumento que le había acompañado en cientos de momentos importantes.
Ilustración 3 Arnaldo dirigiendo la banda taurina durante una corrida de toros
“Él fue una persona muy querida por todos los músico que compartimos su paso por este mundo. Era muy alegre y echador de broma, siempre defendió los derechos de los músicos y ayudó al que podía. Formó parte del sindicato de músico del estado Zulia. También fue director de la banda de la policía y de la banda taurina cuando falleció el maestro Gregorio Garrido. Arnaldo tocaba la tuba y el trombón. Uno de sus hijos es excelente saxofonista y clarinetista.” Comentó Massimo Donato, compañero de banda.
Querido por todos, era el alma de la fiesta. En cualquier oportunidad buscaba platicar hasta de lo menos significante, se mantuvo atento y enterado de las problemáticas que existían en el ambiente. Había sido un señor muy extrovertido, y eso lo llevó a ser una persona de gran espíritu y bastante colaborador, especialmente con sus vecinos, quienes le apoyaron en todo momento y jamás le dejaron atrás cuando el más los necesitaba.
Asimismo, existen múltiples residencias que contienen cientos de residentes y a pesar de eso, jamás mantienen la comunicación o siquiera el contacto para conservar una relación de vecindario. Cada uno vive por su cuenta, siguiendo su camino, entonces si sucede algo perjudicial en el de otro, no es asunto de importancia para su vida. Sin embargo para la comunidad no fue así, en cuanto el bullicio tomó forma, todos dejaron lo que estaban haciendo para dar una mano y tener un buen resultado.
Allí estuvieron agrupados, juntos como una familia que estaba vinculada nada más por un estacionamiento en común, buscando una manera de sacar el cadáver. Pensaron sacarlo por una puerta que facilitaría la salida lo antes posible, pero debido a que el cuerpo era tan voluminoso y pesado no consiguieron que saliera por aquella estrecha puerta. Desgraciadamente a causa del ruido que tenía dentro de su mente y de la preocupación que sentía la esposa del difunto, esta no lograba recordar el lugar en el que había colocado las llaves de la puerta principal. Entre llantos y angustia las consiguió, finalmente pudo abrir la cerradura y sacar a su esposo.
Ilustración 4 Puerta estrecha del apartamento
Alrededor de un grupo de 8 personas ayudaron a colocar al difunto sobre una cobija para conseguir cargarlo, puesto que el amplio cuerpo del señor Arnaldo era tan pesado que podría caerse fácilmente. Unos sostenían sus brazos y su cabeza, otros las piernas, mientras que al mismo tiempo lidiaban con el peso que este provocaba. En una ocasión se cayó antes de ingresarlo al carro a causa de lo pesado que era, luego de meterlo dentro del vehículo se dieron cuenta de que el espacio era bastante reducido para el fallecido, aun así se pusieron en marcha hasta el hospital militar en el que buscarían una última opción para definir final.
De esta manera llegaron al hospital militar con apuro. Entre tanta agitación también se incluyó la desesperación, no se encontraron personas que pudiesen ayudar a trasladar el cuerpo, el hospital estaba escaso de personal. De este modo se puede ver como Venezuela no está preparada para una emergencia, ya que la mayoría de los hospitales del país se encuentran en estas mismas situaciones. No tienen medicamentos, personal para la atención al público o tan siquiera luz. Se ha vuelto un hecho corriente vivir las diversas adversidades que presenta la patria y es casi imposible mantenerse con una buena actitud ante todo lo que ocurre.
El doctor Orlando Sega, del Centro Médico Santa Lucía en Maracaibo, indicó que de los 700 pacientes que atiende al año, al menos el 70% padece trastorno del afecto. Las causas de esto, según el médico, son en el 60% por la migración de sus cercanos y el otro 40% por la situación económica de sus familiares.
Arnaldo fue atacado por la crisis que se está viviendo en Venezuela y no tuvo el tiempo para defenderse. Necesitaba una operación de corazón abierto, sus hijos fuera del país intentaron durante un tiempo conseguirle los materiales necesarios para realizarle aquella operación pero hacerlo llegar hasta él había sido un proceso excesivamente complicado por lo que tuvieron que alargar el curso de su operación. Para añadir, en Loma Linda es habitual los cortes de luz a partir de las 7 pm hasta aproximadamente 12 am todos los días, lo que impedía el descanso correcto y promovía a su dificultad avanzar continuamente sin permiso alguno.
En resumen, él conservaba una bomba de tiempo que explotaría en cualquier momento. La familia del difunto tuvo problemas del corazón durante generaciones, se puede incluir que el señor tenía una edad que no beneficiaba a su fortalecimiento, así que no era del todo inexplicable la razón tan inesperada de su muerte. Se acumularon varios elementos perjudiciales que le dejarían sin aliento. Además de los problemas con su enfermedad, él quería ver nuevamente a sus hijos, él planeaba ir hasta Chile para reunirse en familia. Las esperanzas de progresar iban cayendo en pedazos y nadie se inmuta, ya se han acostumbrado a las desgracias que aparecen a diario.
Tan solo un toque de modestia fue de ayuda para transportar al cadáver hasta la sala de emergencias. Las enfermeras que se hallaban disponibles no podían ayudar a llevar al señor a causa de su peso, entonces finalmente uno de los militares que se encontraban cerca ayudó trayendo una camilla hasta él, llevándolo de esta manera hasta el lugar en el que se encontraban las enfermeras y el único doctor que estaba disponible en el hospital; la sala de emergencias. Cuando se entregó al doctor, ya se sabía que no había nada más que hacer, pero de igual manera se quedaron esperando una respuesta.
El doctor intentó reanimarlo utilizando la terapia de electrochoque mientras los vecinos y familiares permanecían en la sala de espera intentando consolar a Cecilia que se encontraba junto a su hijo Francisco. Todos esperaron aproximadamente 15 minutos el anuncio y posteriormente el doctor comentó que el cuerpo entró sin signos vitales y no pudo reanimarlo porque ya había sido demasiado tarde, de todas maneras, si el difunto hubiese entrado con signos vitales el hospital no hubiese estado preparado para la emergencia. Lo sacaron de la sala en una camilla con una manta que lo cubría hasta el cuello, su rostro seguía morado y con notables manchas.
Inconsolable era el dolor que sentía su esposa, pensar que su pareja partió de su vida drásticamente. Una de las enfermeras pidió a Cecilia traer un informe del cardiólogo y ésta accedió rápidamente yendo a buscarlo en su hogar para traerlo hasta el hospital. Arnaldo de alguna forma fue muy afectado por la situación de Venezuela. Estaba deprimido porque quería ver a sus hijos, tenía estrés acumulado por las noches sin luz y no logró operarse porque no consiguió los materiales que necesitaba. No alcanzó seguir la dieta por lo difícil que es conseguir los insumos necesarios.
Todos los vecinos lamentaron profundamente esta perdida, se fue parte vital de la residencia. El velorio tuvo lugar en la funeraria “Mansión Apostólica”, estuvo llena de muchas personas; familiares y vecinos, unidos en un mismo sentimiento. Un familiar tocaba música cristiana mientras sus conocidos y familiares cercanos le brindaban unas emotivas palabras. Se encontraban alrededor de 50 personas velando por el cuerpo de Arnaldo. Fue apoyado hasta el final por sus seres queridos, incluso se hicieron presentes en las redes sociales.
“Mi compadre Arnaldo José Arteaga Fereira, me siente mucho tu partida, me siento muy triste al saber que ya no vas a dirigir más la banda taurina. Que tristeza, no tengo palabras, me conseguiste mi primer trabajo, me vendiste mi primer carro, bautizaste a mi primera hija, te voy a extrañar, mi compadre querido, como me decías vos” Elvis Bermudez mediante una publicación en facebook.
“Tu partida me sorprendió, pero mantendré en mis recuerdos tu bonita amistad y anécdotas. Vuelta alto amigo que Dios recompense tu vida con la gloria eterna y ruego a Jesús Misericordioso ayude a tu esposa, hijos, amigos, y músicos en general a encontrar el consuelo y nos enseñe a vivir con tu ausencia. Q.E.P.D” Edga Villasmill mediante una publicación de facebook.
“Vuelta alto mi pana, mi amigo, mi hermano, que tu música siga bendiciéndonos desde arriba” Norbis Mujica mediante una publicación en facebook.
“El “GRAN GUILLE” palabra que siempre llevaré en mi corazón. Recordar cada momento que llegaba y salía del apartamento. Sr Arnaldo el mejor ser humano que ha pasado por mi vida y la de muchos. No tengo palabras para agradecer tanto de usted. El cielo está de fiesta, en la gloria de Dios. Por siempre en mi corazón.” Guillero Romero mediante estado en whatsapp
“Gracias papi, por enseñarnos a amar sin juzgar, a perdonar sin guardar rencor, a escuchar con atención la letra de cada canción, a conservar seres queridos más alla de la distancia, eres un ser de luz” Cecilia Arteaga mediante publicación en instagram.
El sepelio tuvo lugar en el cementerio “Jardines La Chinita”. Su hija desde Chile le regaló una corona que estaba decorada con una cruz de flores amarillas y rosadas, fue situada sobre la urna en la que el difunto descansaba. En el funeral habían alrededor de 50 personas, los familiares ganaban en número, sin embargo habían considerables vecinos, todos teniendo un profundo dolor después de aquella despedida en la que le dirían adiós para siempre al menos en físicamente.
“¿Quién no ha llorado a Arnaldo? Era muy conocido y querido por toda la comunidad” dijo Álvaro, vecino de la misma torre. Fue un ceremonia emotiva en la que todos los presentes compartieron un mismo sentimiento, despidiéndose de el gran músico que animó parte de sus vidas en algún momento. Después de 57 años, ya había llegado su momento de partir. Luego de una prospera vida valiéndole a su familia, dejó los frutos que merecía y todos le recordaran como el hombre extrovertido y jocoso que solía ser frente a la sociedad.
Ilustración 5 Torre 10. Residencias Loma Linda
A todos les comenzó a hacer falta aquel señor que les alegraba el día. Incluso los seres más pequeños lamentaron su ausencia; la familia Arteaga había adoptado un loro de mascota, el cual todas las tardes solía hacer un escándalo mientras reía, y desde aquel día en el que murió el señor, el loro no ha emitido ni un sonido. Al igual que el pequeño loro, el hogar del fallecido quedará en silencio durante un largo tiempo, después de todo su esposa se mudó a casa de su hijo y no planea volver en un largo tiempo.
Fuentes
“Era una buena persona, buena gente. Fue querido por todos. Una persona colaboradora. Como dijo su hija, “Cuando una persona es llamada al cielo, no hay mas nada que hacer”. Murió de forma rápida, después de todo es el consuelo de lo que queda cuando una persona fallece.”
Monica Abreu, 46 años. Vecina de la torre 10
“Aun recuerdo las previas conversaciones que tenia con él, siempre con su sarcasmo y comentarios alegres, toparme con él antes de llegar a mi apartamento era significado de alguna sonrisa o carcajada. Por esas situaciones le obtuve un gran cariño, como sucedía con todos los vecinos del conjunto residencial, lo respetábamos y apreciábamos de corazón.”
Manuel Cifuentes, 19 años. Vecino de la torre 10.
Bueno amigos, este fue un reportaje que realicé hace unos meses. Le puse mucho empeño y amor, por lo que en algún momento de la investigación me introduje en aquellos momentos con los que recordaban al fallecido, y sin haberlo conocido, una lágrima de tristeza apareció.
Es sorprendente la manera en la que las situaciones pueden influir en uno, ya sea una circunstancia ajena o no.
Este trabajo me llevó a reflexionar sobre mi vida aquí en Venezuela y lo mucho que la tengo que disfrutar a pesar de ser un país que se esta enterrando solo.
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