De lo Natural a lo Humano

in responsabilidad •  7 years ago 

El ser humano, desde el principio de los tiempos, han enfrentado situaciones que le han exigido el manejo inteligente e su tiempo y los recursos disponibles. En las organizaciones en las que pasamos la mayor parte de nuestro día hay infinidades de grupos que permite la colaboración e interacción de sus grupos , así como la transmitimos los conocimientos entre sus generaciones, Las pautas de comportamiento en las relaciones entre grupos humanos o entre los humanos y el resto de los seres vivos no pueden, en consecuencia, derivarse de las que rigen el mundo de lo natural. Deben derivarse de lo que nos es estrictamente diferencial, de lo que nos ha separado del resto de los seres vivientes: el ejercicio de la razón, cuyo resultado acumulado ha dado lugar a la cultura y a los valores que conforman lo que llamamos civilización que es desde la familia los valores el respeto y amor que le damos a la vida humana. Cuando escribo de una creación del ser humano llamado Solidaridad no es imaginable en el mundo natural comportamientos solidarios, siendo posibles otros, en términos humanos más egoístas, insolidarlos o destructivos, pero más ventajosos en lo inmediato. Nos sentimos conmovidos y afectados por las tragedias de las personas o los pueblos que sufren calamidades naturales o provocadas, que son víctimas del hambre y la enfermedad. Y nos sentimos también responsables de su sufrimiento, aunque lo cierto es que en la práctica estamos muy lejos de proporcionarles el apoyo efectivo exigible; pero cuando el gesto solidario se produce, nos aleja precisamente de las pautas ,naturales y nos hace por ello más humanos. Y cuando, como desgraciadamente ocurre con frecuencia, los comportamiento individuales o colectivos no son solidarios, vivimos esa situación como una imperfección, un fallo en nuestro proceder que nos hace precisamente menos humanos.
En cuanto a nuestra relación con el resto de los seres vivos, el hecho es que la especie humana está hoy en condiciones de acaparar y dominar a su antojo al planeta entero y al resto de las especies vivientes. Puede hacerlo, como haría cualquier otra especie en idéntica situación, pero tiene al mismo tiempo la capacidad de autolimitarse en el uso de ese poder, siendo esta última característica específicamente humana. En ese sentido, la conciencia ecologista verdadera, que nos induce a proteger el entorno aun cuando podríamos dañarlo por aprovecharlo, a imponernos limitaciones en nuestra capacidad de intervención sobre el medio ambiente, es una estricta creación humana ausente también en el mundo de lo natural; y no sólo humana, sino propia de un mundo civilizado, más cercano del reino de la libertad, que sólo tiene sentido en un contexto humano, que del reino de la necesidad.
En la medida en la que estas formas primitivas de sociedades evolucionan hacia la estructura mas complejas aparecerán nuevos retos a enfrentar y dominar para garantizar el funcionamiento armónicos de aquellas dinámicas humanas.
los-recursos-naturales.jpgEl equilibrio de la naturaleza depende hoy de la especie humana como nunca antes dependió de especie alguna. Pero su futuro y, la esperanza de su preservación está precisamente en que actuemos según criterios estrictamente humanos, de racionalidad e inteligencia; es decir, por completo ajenos, cuando no contrarios, a los que han conformado hasta ahora ese mismo equilibrio natural.

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