Una historia músical

in romance •  6 years ago 

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Ninguno de los dos sabía qué hacer, pues la amistad era muy bonita y ninguno de los dos se sentía seguro de exponer sus sentimientos. Faltaban pocos días para la operación, César estaba tranquilo, Sofía estaba preocupada, era muy nerviosa, le llegaban a la mente pensamientos de que algo malo le podía pasar, pero en fin eran sólo “nervios” la operación era nada del otro mundo, y había buenos médicos en San Juan.

Había un sentir incomodo en César, y día antes de la operación preparó una sorpresa para Sofía, por alguna razón quería decirle lo que sentía antes de ser operado, quería entrar al quirófano con esa alegría que sólo le podía dar ella. Él la invitó a salir a comer pan, a ella le encantaba el pan de nutella, a él el pan de guayaba. César no era un experto conquistador de chicas o algo parecido, no contaba con buena labia, sencillamente era sincero y dispuesto a enfrentar su pena por la chica que quería, Sofía era mucho más penosa y se limitaba a esperar que él hiciera algo; una vez comprado los panes y las bebidas César decidió llevar a Sofía a un lugar especial algo retirado del centro de la ciudad, mientras intentaban cruzar la avenida pasaban muchos carros, y él aprovecho ese momento para agarrarle la mano, después de todo sólo era para cruzar la calle, no lo pensó dos veces, la tomó de la mano y cruzaron la avenida, lo extraño era que ninguno de los dos se quería soltar, y siguieron caminando agarrados de las manos hasta que llegaron a la parada de buses y sintieron una incomodidad, algo apenados, un momento un poco cortante pero lindo e inocente, así es el amor “inocente”. 

Sofía seguía nerviosa, no sabía lo que César planeaba y el lugar era algo retirado, pero confiaba en él, sabía que César la protegía y cuidaba de ella. Una vez en ese lugar se sentaron a comerse los ricos panes, el lugar era solo y tenía excelente vista, perfecto para pasar hablar, reír y compartir con una persona especial. Y fue allí donde comenzó una linda conversación entre César y Sofía:

Sofía: ¿Y éste lugar de donde lo sacaste?
César: Jeje pues, es secreto ¿no te gusta?
Sofía: ¡Me encanta! ¿por qué no me habías traído antes?
César No sé lo estaba guardando para un momento especial
Pensó Sofía llena de nervios y pena: ¿momento especial? ¡rayos! no me diga que...
…Sofía: ¿Y qué tiene de especial este momento?
César (apenado): Deja la preguntadera, vamos a comer pan.
Sofía: ¡odioso! Solo quiero saber
César: Después le digo, relájese.
Comenzaron a reír y a jugar, momentos inolvidables, entre risas y cosquillas las miradas no faltaban, miradas que decían más que sus palabras, miradas que desnudaban sus almas, miradas que exponían sus sentimientos.
Sofía: ¿por qué me miras así?
César: ¿Así cómo?
Sofía: diferente, como si quisieras decir algo
César: Nada ¿ahora no te puedo mirar? La exquisita pues…
Sofía: Jajaja no vale, ¡deja lo odioso conmigo César!
César: Yo no soy odioso, usted sabe que yo te quiero…
Sofía: ¿ah? ¿qué dijiste? ¡repítelo! No escuché bien.
César: “Yo no soy odioso”.
Sofía: pero después de eso.
César: no dije nada después de eso
Sofía: ¡no me hables! ¡odioso!
César: Jajaja deja el drama, sé que escuchaste bien lo que dije.
Sofía: No sé, quiero escucharlo otra vez
César: ¿para qué?
Sofía: Por qué si pues, te voy a matar si no me dices.
César: Estoy seguro que lo escuchaste, así que deje la broma, no me podrás matar, tengo más fuerza que tú.
Sofía: Ok no me digas, me voy…
Sofía empezó a caminar como para irse, César fingió no darle importancia, cuando se alejó unos metros, él corrió sin que lo escuchara y la abrazó por la espalda, y le dijo suavemente al oído “Te quiero” Sofía estremecida se le erizó la piel…
César: ¡guao! Se te puso la piel de gallina.
Sofía: tonto… ¿Cómo es eso de que me quieres?
César: Sabía que eras lenta; pero no sabía que eras bobita
Sofía (algo molesta): César con usted no se puede, ¡naguara!
César se acerca a Sofía, agarra su cabeza con delicadeza y le dice:
César: ¡eres hermosa Sofía! Desde que te conocí no he dejado de pensar en ti, me agrada estar contigo, reír contigo y hasta pelear contigo, te has convertido en alguien especial para mí, no sé en qué momento ocurrió, pero sencillamente… ¡Me gustas!
Sofía estremecida y nerviosa, con todo y eso sólo dijo:
Sofía: ¿Qué se supone que debo decir yo?
César (molesto): Nada, vámonos.
César se volteó y empezó a caminar, Sofía lo agarrado de la mano y le dijo:
Sofía: No se ponga odioso, al igual que usted, no sé en qué momento me comenzaste a gustar, yo también te quiero César.
César: ¿ves que no eres seria? Provoca matarte.
Era el momento de que César besará a Sofía ¿no? Pero eso no pasó; la agarró la cargó y le empezó a dar vueltas, por hacerle pasar ese momento incómodo. Comenzaron jugar peleando, luego cosquillas, Sofía se cayó en la grama y César arriba de ella, momento perfecto como para un primer beso, sus miradas se hablaban estaban tan cerca que podían escuchar sus respiraciones, sus labios a punto de rosar, Sofía cierra los ojos, pasan como 10 segundos y no siente el beso de César, abre los ojos, y ve a César que se estaba riendo:
Sofía: ¿por qué te ríes?
César: No sé, tu cara que pones cuando vas a besar
Sofía: ¡abusador! ahora nunca me vas a be…

César besó a Sofía en ese momento, sin dejarla terminar la palabra “besar”. Fue un gran primero beso lleno cariño y ternura. Los dos eran muy locos, pero locamente se querían, eran la pareja perfecta, más que novios eran mejores amigos, tenían buena comunicación y sentían confianza mutuamente; hubieran sido de esas parejas que se quieren aun de viejitos. Terminado el beso, acostados, César le susurra al oído de Sofía:

César: Señorita ¿quieres ser mi novia?
Sofía: Claro que sí
César: Entonces deme otro beso.
Sofía: Jajaja tonto.

Momento único e inolvidable, las cosas no pudieron salir mejor, regresaron al centro, César fue a llevar a Sofía a su casa y una vez despidiéndose:

Sofía: ¿mañana a qué hora es la operación?
César: A las 11 am ¿estarás allí?
Sofía: Claro y cuando despiertes estaré como la imagen que me mandaste
César: ¿Cuál? No recuerdo.
Sofía: donde está un chamo en una camilla y la novia está sentada junto a él agarrándole la mano.
César: ¡A sí! Perfecto, si es así, ya quiero que me operen.
Sofía: Jajaja bobo

Es bonito lo que la música hace, gracias a sus sueños musicales, César y Sofía se conocieron, ahora lo sueños iban a ser más fácil para los dos, cada uno apoyándose y dándose ánimos. Llegó día de la operación todo estaba listo, César estaba tranquilo, Sofía estaba un poco nerviosa, junto a la familia de él, Así que César la tomó de la mano y le dijo: “Todo saldrá bien, cuando abra los ojos después de la operación quiero que seas la primera persona a quien vea” Sofía ya un poco calmada abrazó a César. En ese momento llegaron los camilleros para subir a César a quirófano y Sofía se sentó a esperar, estaba algo casada, no había dormido en toda la madrugada, por esa razón se quedó dormida.

No era una operación grabe, así que no había de que preocuparse, los doctores comenzaron la operación y todo muy normal, era una operación de una hora nada más, y así fue, toda la operación fue un éxito, ya César estaba en recuperación y Sofía a su lado, esperando que despertara. Se escuchan unas voces y Sofía se despierta, ve que César no está a su lado, era solo un sueño, César estaba en quirófano todavía, llevaba dos horas allí, se escuchaban gritos en el quirófano, había sufrido un paro respiratorio y su corazón estaba dejando de latir, los médicos estaban haciendo maniobras para que se recuperara, todos estaban angustiados sabían que no estaba pasando nada bueno en el quirófano. Pasaron tres horas desde que César había entrado, y sale el doctor, un poco serio, pide hablar con la mamá del paciente a solas, todos pendiente de saber que le decía el médico, de repente ven a la mamá de César llorando… ¡César había muerto! no superó el paro respiratorio, los médicos no lo pudieron salvar, Sofía estremecida, no lo podía creer, no había pasado ni un día después de ese hermosos momento en aquel lugar, no sabía si llorar o gritar, sus lágrimas corrían por su cara, pensaba que era una pesadilla, quería despertar ya; pero no era así, era la realidad. Sacaron el cuerpo de César a la morgue, Sofía agarró la mano de César y le decía. “Despiértate aquí estoy, no te mueras ¿no esperabas este momento?” pero fue inevitable, César estaba muerto y junto con él, sus sueños y su amor por Sofía, y así termina esta historia de “amor” de César y Sofía. FIN.
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