Actualmente, la isla de Saint John es una de las tres principales de las Islas Vírgenes de los Estados Unidos. Las dos islas hermanas son Saint Thomas y Saint Croix. La isla de Saint John se ubica en el Mar Caribe a unas 14 millas del este de Culebra, Puerto Rico. Entre las islas de Saint Thomas y Tortola -una de las Islas Vírgenes Brítánicas- con una distancia aproximada de 4 millas entre cada una. Tiene un área de 21 millas cuadradas y se estima una cantidad poblacional de 4,157 habitantes, más un millón de turístas que visitan anualmente. No existen aeropuertos en la isla, así que el acceso es por bote o servicio de “ferry” que transporta tanto pasajeros y automóviles. El idioma oficial es el inglés. Las religiones que predominan son la católica, protestante y alguna representación judía.
Esta isla caribeña ha encantado por su belleza natural, como ha quedado documentado a través de los años. Es por eso que, además de ser un centro vacacional muy cotizado, es un lugar de estudio constante por ser una reserva natural protegida por el Servicio Nacional de Parques. Dos-terceras partes de la isla es parque para el disfrute de todos. Su mayor atractivo son las bahias, vida marina y todo esto seguido de un bosque tropical que es habitat para sobre 800 especies de plantas. Las playas más conocidas son Trunk Bay, Hawksnest Bay, Cinnamon Bay y Maho Bay. Cruz Bay es el centro de actividad de Saint John pues contiene la estación del Ferry, restaurantes y pequeños negocios turísticos.
Por otro lado, escasamente se ha escrito sobre la historia de esta pequeña isla. Aunque existen varias publicaciones sobre Saint John, en su mayoría tratan sobre estudios de la historia natural de su fauna y flora. Además de los informes que han resultado como producto de las investigaciones arqueológicas que allí se han realizado.
No obstante, para aquellos que quieran tener un encuentro más cercano con la historia es recomendable comenzar la tarea leyendo el libro “St. John Backtime: Eyewitness Accounts from 1718 to 1956” por Ruth Hull Low y Rafael Valls. Este libro contiene una selección de memorias de testigos de varias épocas que vivieron o estuvieron en la isla, partiendo de su establecimiento a principios del siglo XVIII hasta mediados del XX. Provee trozos de cartas y transcripciones de documentos originales. Aunque no contiene una narrativa continua, su contenido es una ventana de aportación histórica sobre la historia del Caribe Danés y su epicentro en Saint John. Entiendo puede servir como herramienta para los futuros investigadores que quieran realizar un análisis historiográfico exhaustivo de la misma.
Otro libro que se puede considerar una aportación valiosa de rescate de la memoria del pueblo St. Joniano es el legado de la historia oral, en “St. John People: Stories about St. John residents by St. John residents” que contiene una colección de memorias por residentes y autóctonos de la isla. Finalmente, el libro “St. John: Off The Beaten Track” es una excelente guía ilustrada de la isla.
Antes del descubrimiento y colonización por los europeos a finales del siglo XV, esta encantadora isla era habitada por los indios Taínos. Estos descendientes de los indios arahuacos, vivían en aldeas que instalaban en bahías resguardadas y se dedicaban a la pesca y agricultura. Aun hoy día se conservan los petroglifos como huellas de su historia en Reef Bay, sur de la isla. Sin embargo, los Taínos eran atacados por los terribles indios Caribes.
La isla de Saint John fue descubierta en 1493 por Cristóbal Colón durante su segundo viaje al ver un grupo de islas que bautizó como "las once mil virgenes", en honor al día de Santa Úrsula y las 11,000 vírgenes. Posteriormente, estas islas fueron invadidas por los franceses, ingleses, españoles, daneses y holandeses. Los daneses ya tenían control de las islas de Saint John y Saint Thomas a partir del año 1666. En un informe del gobernador de Saint Thomas, Erik Bredal, queda documentado los comienzos del establecimiento de la primera colonia danesa en St. Jan (Saint John), en 1718. Fue en la Bahía Coral donde los primeros colonos se instalaron. El gobernador describe como viajó a la inauguración del pueblo naciente para establecer oficialmente allí la bandera danesa con todo el protocolo oficial. Se seleccionó un lugar para establecer allí una villa y un fuerte que protegería la entrada de la bahía. Estos primeros pobladores constaban de 20 daneses, 5 franceses y un holandés.
Sin embargo, los ingleses y españoles reclamaban la isla de St. John, con la intención de sacar a los daneses. Los ingleses atentaron con remover la colonia danesa y su bandera real de aquel lugar pero la empresa fue infructuosa. Igualmente, los españoles intentaron apoderarse al conocer que el fuerte estaba sin soldados de guerra, sin resultado. Tres años más tarde, en 1720, el fuerte fue completado con una guarnición de 12 hombres, varios cañones y 23 rifles.
La naciente “Danish West Indian Company” (una corporación multinacional) alentó a los agricultores locales para que cultivaran la caña de azúcar. Para lograr esta empresa, ellos importaron esclavos desde Africa. Las plantaciones se dedicaban a producir azúcar y tenían sus propios trapiches. Luego, el progreso era tal que en 1823 la isla paso a manos privadas danesas, por lo que se requerían unos permisos especiales para visitarla. Los daneses establecieron alrededor de 109 plantaciones azucareras. Entre la más conocida, y que hoy en día permanece en pie, es la plantación “Annaberg”.
Fueron varias y sangrientas, las rebeliones esclavas en Saint John. Las primeras fueron las arregladas por los mismos líderes de las diferentes tribus africanas traídas allí. Estos preferían la muerte que vivir como esclavos, por lo que sus acciones fueron extremas. Desde invadir e incendiar las propiedades de los dueños de las plantaciones, dar muerte a los dueños, huir y cometer suicidio grupal. Durante la insurrección esclava de siete meses (1734-1735), los esclavos entraron a Fortsberg, capturaron el fuerte y dispararon el cañon como señal de rebelión y lucha por la libertad. Esto queda documentado por el Comandante Logueville, de las tropas francesas de Martinica, que precensió e informa sobre el suceso. Las milicias danesas y francesas combinaron fuerzas para aplacar la rebelión.
Estos acontecimientos fueron un golpe bajo para la empresa azucarera. Más, los desastres naturales como huracanes y plagas de insectos. Durante el periodo cumbre de las plantaciones, Saint John tenía una población de 2,000 esclavos. En 1848, los 27,000 esclavos que habitaban en los territorios daneses fueron liberados. La esclavitud fue abolida técnicamente, aunque en la práctica la población de libertos continuaba siendo oprimida y restringida. Por otro lado, con el declive del usufructo azucarero a finales de los 1800’s, la mayoría de las plantaciones cesaron operaciones. Por lo que los residentes de la isla fueron dejados a sus propios intereses. La población descendió a unos 700 habitantes.
A principios de los 1950’s, hubo otro cambio de gran importancia para la isla y sus habitantes. El millonario y empresario Laurance S. Rockefeller admirado por la belleza natural de la isla, compró una gran extensión de 5,000 acres de terreno en Saint John y las donó en 1956 al Servicio Nacional de Parques para su preservación. Instaló el famoso resort Caneel Bay, lo cual permitió empleos para los residentes de la isla. Es una isla sencilla que contiene el encanto de su vida natural y es por esto que se le conoce como el Paraíso Caribeño.
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