Las molestias a nivel de columna poseen diversas aristas, las cuales hacen relegar el factor edad a un segundo plano. Es decir, no es necesario contar con cincuenta años, por ejemplo, para sufrir este tipo de molestias, ya que estas pueden partir de prácticas deportivas, malas posturas, de movimientos forzados, repetitivos o efectuados equívocamente, y no estrictamente de un deterioro.

Ninguna medida adoptada en caso de dolor o enfermedad representa, por sí sola, un remedio milagroso, sino que, por el contrario, forma parte de un conjunto de acciones destinadas a aliviar el dolor. Tal es el caso de la natación, ya que esta práctica acuática es sumamente eficaz a fin de contrarrestar no solo el dolor de columna a nivel lumbar, sino en cualquiera de los demás segmentos que componen esta estructura ósea. Entre otras cosas, la natación permite: