DEJANDO MORIR A DIOS EN NUESTRO CORAZÓN POR VANIDAD.

El Espíritu Santo quiere que hagamos la voluntad de Dios, por tal motivo bendigo a esta comunidad por permitir difundir la palabra para el crecimiento espiritual de muchas personas que andan en su búsqueda.

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La Oración es el fundamento de la vida cristiana. Jesucristo nos enseñó que mediante la oración acudimos directamente a Dios en cualquier momento que se necesite, y por supuesto, la respuesta está, en que si confiamos , Él resolverá nuestras dificultades. Hay quienes en si mismo creen y se vanaglorian de sus astucias, de su suerte, y en su voluntad de hacer y lograr con seguridad, cualquier argumento planteado en su vida, dejando a Dios como la gua llavera por fuera, y no hay mas nada elegante que estar bien presentado. Precisemos entonces, que nada brilla si Dios no lo permite. Aunado a ello, los logros sustentados por nuestro señor se le acredita como una bendición, en cambio, cuando los logros son méritos logrados por vanidad, se ha interpuesto la necesidad que tiene el demonio en desviar el propósito de Dios que tiene con sus hijos. Es allí, cuando el espacio de Dios empieza a menguar en la persona que se cree auto suficiente.

Es necesario que entendamos, que cuando nos apartamos del lado de nuestro padre no somos nada, ¿sabes porqué? porque la vida también es de tropiezos, de perdidas y si no tenemos una mano que nos soporte, que nos ayude a fortalecernos en los momentos mas críticos en nuestro andar por el camino de la vida, declinaremos hacia la debilidad de nuestra vida espiritual.

A su efecto, tal posición permite la entrada de enfermedades, tragedias y hasta hechos insólitos que inducen a la persona hacia el abismo, en cambio cuando dejamos que DIOS nos ayude, cuando le oramos con la energía que da la fe, lograremos vencer todo obstáculo que se presente en la vida. La oración es la noble comunicación que tenemos con Dios, es un diálogo divino, es buscar, es ponernos en contacto, es encontrarnos, es acercarnos a Dios,
orar es llamar y responder, es un diálogo de amor .

Cabe destacar, que quién no ora, no podrá dar testimonio de lo que implica estar en intimidad con Dios, menos aún conocerlo de corazón. La oración ilumina a la vida, mientras intensificamos la conexión con nuestro señor, menos pesada será la carga y por supuesto disfrutaremos de sus bendiciones. En la medida que dejamos de orar, vamos dejando morir a Dios en nuestro corazón, por consiguiente, las tinieblas ganan espacio serrando todas las puertas que conducen al amor de Dios, a su ves, el odio, amargura, falta de perdón, resentimiento, y egoísmo van a prevalecer dando un toque constante de inconformidad de quién se aleja de la misericordia y bondades de nuestro Padre y Señor, endureciendo su corazón a causa del pecado