Comúnmente nos vemos reflejados en las vivencias de los otros y las otras; aquello que solemos denominar "espejo". Parto de la reflexión consciente que hago de mis propias experiencias, que identifico en un fenómeno que se reproduce "naturalmente" en nosotros como seres humanos.
Me refiero, al Miedo, que sentimos frente a diversas situaciones que experimentamos en nuestras vidas. De allí que he pensado, que los hay de dos tipos: un miedo inteligente y un miedo ignorante.
Al miedo inteligente, lo reconoces dentro de ti, lo ves a los ojos, le sonríes y te apropias de él; tal como lo refleja la imagen de la mujer que sostiene la mandíbula del león, sin forcejear, sin resistencia, en la carta del Tarot número 8 "La Fuerza"; de ésta manera buscas soluciones y la experiencia te brinda respuestas.
Si se trata de alguien que te genera ese miedo, lo conviertes en tu aliado o aliada, pues seguramente ves en esa persona cualidades o capacidades iguales a las tuyas o mejores, que sientes como amenaza a tu "status quo" incidiendo psicológicamente y emocionalmente, haciendo tambalear la fe en ti misma. Sin embargo, a pesar de eso trasciendes la circunstancias, las emociones, las inseguridades; convirtiendo el miedo en oportunidad y desafío, para avanzar en tu vida de manera responsable contigo misma, contigo mismo.
El miedo ignorante, es todo lo contrario, ni siquiera lo reconoces, sientes algo que te incomoda internamente, emocional y psicológicamente, llegas a imaginar que se debe a acciones producidas por algo o alguien y no, que se trata de tu propia creación mental, de tu propia responsabilidad.
En consecuencia, lejos de actuar positivamente, desde el aprendizaje que te brinda la experiencia, te conviertes en enemigo de ti mismo y arremetes contra algo o alguien de manera irracional y desmedida; esto por supuesto lejos de mejorarte internamente, te quiebra mentalmente, convirtiendo el entorno en una cadena de acontecimientos indeseables y desagradables, aniquilando toda la capacidad y posibilidad de tender puentes para superar las circunstancias, mejorándolas.
Tú mismo o Tú misma, te robas la oportunidad de Aprender a Caminar Bajo La Lluvia.
