Él me tomo de la mano y me dijo:
- Ven.
Yo lo seguí sin decir nada. Entramos en su cuarto. Me sorprendí, su cuarto era el que cualquier adolescente deseaba, en la entrada había un mueble en forma de caracol color vinotinto, del lado derecho encima de una mesa de vidrio estaba un televisor grande; en el fondo se encontraba su cama y al lado izquierdo su computadora que estaba ubicada delante de la pared que tenía la ventana más grande de toda su casa. Se podía ver todo desde allí. - Siéntate ¿Cómo has estado?
- Bien ¿y tú?
- Muy bien, hoy tuvimos un partido de soccer y ganamos.
- Ay, que padre.
- Mh, ¿Quieres ver una película o platicar?
- Si…
Hablamos de todo y de nada, de cómo había sido nuestra semana, que cosas extrañas comimos, intercambiamos cosas que nunca nos habíamos contado hasta que nos tocaron la puerta, era la mamá de él que nos dijo: - Ya vuelvo.
- Está bien, mamá. – Le contesto él.
Todo en ese momento se quedó en silencio, intercambiamos miradas, él estaba tranquilo pero como inquieto, yo estaba nerviosa casi que ni podía mirarlo… Estaba tan distraída en mí que no me di cuenta cuando empezó a seducirme de manera tierna. - ¿Sabes que me gustas mucho?- acaricio mi cabeza mientras me daba besos por toda la cara. No lo miré, no podía y cerré los ojos, solo escuchaba.
- Me gustas desde hace mucho, me gusta tu piel – Beso – Tus pecas – Beso – Te quiero desnuda – Besos – Debajo de mi… - Suspiro- Deseo acariciar tu piel, besarla… - Me beso-
- Detente - lo empuje.
- ¿Qué pasa? ¿No quieres?
- No es eso – le dije mientras me sentía toda sonrojada.
- ¿Eres virgen? – Silencio
- Hey, veme – me tomo la cara y me pregunto dulcemente - ¿Eres virgen?
- Si… - le conteste con tan solo un hilo de voz.
Me abrazo muy fuerte, y me sonrió, comenzó lento a besarme, sin prisa, simplemente me saboreaba, mordía mis labios sutilmente hasta que llego un punto que yo quería más y acelere su beso, él tenía sus manos en la parte de atrás de mi cuello, y con una empezó a inclinarme a él y con la otra jalaba mi pelo castaño.
Siempre quise tocar su piel, era color caramelo, los rayos de luz que entraban por la ventana hacían un contraste hermoso y me encandilaba, mis ojos solo podían verlo… me comencé a besarle el cuerpo… Yo sabía que lo deseaba pero no sabía cuanto y quería seguir, su cuerpo se sentía bien bajo mi mano y mis labios, le desabroche el pantalón y vino ese algo que sabía que estaba allí y no lo quería tomar en cuenta, lo de nosotros era atracción, no amor.
Después de unos segundos sin pensarlo más me sentí encima de él y comenzó a quitarme mi franela, me acaricio los senos, la espalda, mi abdomen, tenía sus manos largas por todos lados y yo solo le tocaba el cabello. Me quito el Brassier y me mordió los senos, comencé a gemir al mismo tiempo que inclinaba mi cabeza hacia atrás, él me sonrió, desde ese momento solo me sentía abrumada, no paraba de gemir, estaba sudorosa, apenas podía respirar y sabía que solo me había quitado la parte de arriba de mi ropa…