Cuando amas hacer algo, pero ya no lo haces más. (¿Qué pasa con mi práctica de Yoga?)

¿Alguna vez has amado una actividad que haces todo el tiempo, y de repente solo dejas de hacerla? Aún te encanta, incluso la extrañas, y quieres volver a ella (probablemente dices que lo harás pronto), pero solo... no lo haces. Es algo extraño, un conflicto dentro de ti. No sabes lo que está pasando. ¿Estás siendo perezoso?

En mi caso, descubrí que el problema radica en el proceso constante de cambio que siempre estoy viviendo. Es como que este tipo de cosas son primero, fases. Descubrimos algo a cierta edad, nos identificamos con eso por un tiempo, nos sentimos bien haciéndolo. Puede ser una actividad como cualquier deporte, baile, artes marciales, música, lectura, pintura, etc. En mi caso, incluso puedo incluir algunos programas de televisión.

La cuestión es que te identificas con eso por un tiempo, lo disfrutas y, de repente, algo sucede y te detienes. Y no puedes saber por qué exactamente.

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He tenido suficiente de estas situaciones en mi corta vida, pero la que más me impresiona es mi viaje con el Yoga. Siempre ha sido ir y venir, pero esta vez ha pasado mucho tiempo desde que "me fui".

Sigo estudiando de alguna manera, sigo aprendiendo, y pasando por otras enseñanzas de Yoga, pero a mi muy necesitada práctica física, simplemente la abandoné.

Yo era (soy) profesora de Yoga. En Yoga comencé a conocerme a mí misma, me entendí mucho mejor, viví en Yoga durante un par de años, e incluso estaba en la aventura de vivir sola. Fue increíble. Muy rudo por supuesto. Siempre hubía muchas enseñanzas intensas, pero me encantaba la forma en la que me hacía crecer. Todo estaba bien.

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Pero todo cambió cuando la nación de fuego atacó.

Por alguna razón, me enfermé de una extraña manera, hasta que no pude dar más clases. Me sentía débil todo el tiempo. Culpé a la depresión, no estaba comiendo bien para ser honesta. Me puse tan mal que tomé la decisión de mudarme. Sentía que ya no podía vivir sola, necesitaba a mi familia, de alguna manera estaba agotada, y tenía que ser un adulto, y me parecía una combinación terrible. Ser un adulto responsable no es algo que hago muy bien.

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Me mudé a otra ciudad para vivir con mi madre. Y con todos los cambios que esto significó, lentamente perdí mi práctica de Yoga. Tuve la oportunidad de enseñar un poco después de mudarme, incluso si eran básicamente lecciones privadas, y no me sentía igual. Me divertía, pero me parecía que algo estaba mal. Después de unos meses me detuve por completo. Y cada vez que trataba de regresar, me sentía mal. Me enojaba cada vez que pisaba el mat. Lo cual era normal para mí, pero esta ira era diferente. Estaba triste y frustrada. ¿Había perdido Yoga para siempre? ¿No voy a dar más clases?

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Con el tiempo me di cuenta de que solo necesitaba vacaciones de todo eso. ¿Por qué? Así es como funcionó para mi: llegó una gran temporada de cambio. Tenía que enfermar para poder mudarme a otra ciudad. Esto comenzó una montaña rusa para mí. Estaba viviendo con mi madre, conociendo gente nueva, escuchando música nueva, vistiendo de manera diferente... Lidiando con partes de mí misma que no conocía antes. Unos meses más tarde, soy una persona diferente. Hablo de manera diferente, pienso de manera diferente, me comporto de manera diferente. A veces me da miedo lo mucho que he cambiado. Y para que todo esto haya sucedido, tuve que poner todas las cosas relacionadas con el yoga en espera, porque necesitaba espacio para conocerme y experimentar estas situaciones nuevas fuera del yoga.

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Todavía no sé si quiero volver a dar clases. Lo extraño, por supuesto. Aún recuerdo la manera en que me sentía cuando estaba en medio de una clase tratando de ayudar a alguien a no romperse el cuello. Hermoso sentimiento. (lol) Mientras enseñaba yoga, me sentía yo realmente, me sentía feliz, confiada, en paz. Pero mientras lo recuerdo así, no necesariamente significa que todavía sentiría lo mismo. Por otra parte, podría estar diciendo locuras y tengo que regresar a ello lo antes posible, por lo que seguramente volver a eso en algún momento, para ver cuál es el problema.

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Pero todavía amo la forma en la que el Yoga se siente en mi cuerpo. Me encanta cómo me siento después de terminar mi práctica, me encanta ese tipo de cansancio, todo ese sudor, la forma en que mis músculos arden, la adrenalina, la sensación de éxtasis que me hizo adicta al Yoga en primer lugar. Y también me encanta la forma en que mi cuerpo parece moverse por sí mismo. Realmente no me gusta bailar, no soy coordinada en absoluto. Pero cuando hago yoga me siento como un pez en el agua.

Así que sé que quiero, al menos, volver a mi práctica personal. Lo necesito. Va más allá de si quiero o no. Lo necesito. Mi viaje de Yoga debe continuar, pase lo que pase. Tal vez voy a seguir experimentando lo intermitente, pero sé que necesito yoga en mi vida. Y esta nueva aventura también me enseñó eso. Está bien si necesito vacaciones de vez en cuando, siempre saldrá algo bueno de ahí, pero siempre tendré que volver a casa. Lo sé ahora.

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A veces es solo una fase.
Solía ​​bailar flamenco, fase.
Solía ​​dibujar, fase.
Solía ​​escuchar a Evanescence, fase.
Solía ​​tejer, fase.

Algunas de esas cosas las extraño, otras no, pero fueron etapas importantes en mi vida, yo fui esa persona en ese momento. Con el tiempo, las dejé todas. A veces dibujo. A veces escucho a Evanescence. Es parte de mí, pero también hay cosas nuevas aquí. A veces, simplemente las cosas nos dejan después de que cumplieron su propósito.

Y a veces nos tomamos unas vacaciones para que podamos crecer un poco, pero siempre podemos volver más tarde. Podemos volver recargados, renovados, con más pasión. Hemos crecido, somos más fuertes, sabemos cosas nuevas, tememos un poco menos, amamos mucho más ... Y eso es justo lo que necesitábamos.

Eso era justo lo que yo necesitaba.

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¿Alguna vez te ha pasado algo parecido?

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English version:
When you loved to do something, but you don't do it anymore. (What happened to my Yoga practice?)

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