(Recuerdo con mi madre)
Este escrito lo publique inicialmente en ponlotu. Lo pueden encontrar en http://ponlotu.com/2580_madre-solo-una-iquest-por-que-repelo-con-ella-sanemos-el-vinculo/ Para iniciar este hermoso tema quiero citar un poema que compuse inspirada en mi madre cuando aún era una niña:
MADRE
Madre en ti veo reflejada la alegría de mi vida.
En ti veo el deseo de luchar.
En ti veo tantas cosas bonitas.
Y me digo ¡oh madre! Que linda eres.
Que linda es tu presencia que me da seguridad.
Que lindos tus ojos que me miran con ternura.
Que lindas tus palabras que me dan aliento.
Que lindas tus manos que me acarician la cara Cuando lloro o tengo algún problema.
Que grande es tu ternura; tu presencia; tu cariño;
que siempre me acompañan y nunca me siento sola porque se que te tengo.
Que alegría es llegar a casa y ser recibida con un abraso;
contemplar tu rostro lleno de ternura
y pienso que afortunada soy al tenerte
que alegría es sentirse querida por una persona tan especial como tú.
Y me digo: ¡Oh madre que linda eres!
La madre representa el amor; el cuidado la protección; dedicación; ternura; incondicionalidad; esmero; abnegación; disposición; entre otras tantas virtudes celestiales que les ha dotado Dios para que les entreguen a sus hij@s. Desde el momento del nacimiento se comienza a fortalecer ese vínculo sagrado; nadie en el mundo puede ofrecer al nuevo ser esa calidez que solo entrega la madre.
Desde ese momento ella se convierte en el escudo y sostén que protege; orienta; guía y enseña al individuo la manera de relacionarse con el mundo. La madre traspasa siempre lo mejor de sí. No siempre lo hace de la mejor manera; pues puede equivocarse dependiendo de la información; experiencias previas o aprendizajes que ella maneje. Pues aunque siempre se asegura de dar lo mejor; solo puede entregar lo que posee.
Por todas estas razones; la madre merece de su hij@ respuestas asertivas. El pago voluntario de tantas buenas acciones; compensado con amor; atenciones y tiempo compartido en el crepúsculo de sus vidas. Pero esto no siempre es así. Te preguntarás ¿por qué? Lo que sucede y suena ilógico pero es real; es que a quienes más amamos; parece ser que son las personas con las que tenemos más asuntos emocionales o situaciones por resolver; y a ello no escapan las madres.
Dentro de las etapas de vida; encontramos con frecuencia al hij@ que se revela; muy a menudo desde las primeras edades se observa como los niñ@s inician con sus pataletas; rabietas y escenas de capricho y rebeldía que se ponen en evidencia con más insistencia cuando están con su mama. Y escuchamos a las personas decir “a la mama se la monta” “cuando no está la mamá se porta bien”... A este respecto; la madre que no consigue muchas veces respuestas; puede entrar en desesperación por no tener un repertorio de estrategias acertadas para combatir la situación. A partir de allí se volverá en un vaivén; los momentos de amor y entrega junto con los momentos de pelea; rebeldía y enfrentamiento.
Cuando estas un poco más grande; aunque mucho escuchas hablar del respeto; puede suceder que cuando mamá te habla sientes que te irritan sus palabras; te molestan sus consejos; sientes que se está metiendo en tu vida; que invade tu espacio y privacidad. Pues es muy difícil comprender que solo quiere tu bien y evitar que te equivoques. Entonces las escuchamos decir; cuando tengas tus hijos me vas a comprender o cuando ya no me tengas te vas a acordar de mí y va a ser muy tarde. Sin embrago; aunque así transcurre la vida; la mayoría de las personas terminan por reconocer que no hay amor más auténtico; leal; único y verdadero que el de su madre.
Una madre que sin querer y sin saber se equivoca; puede desencadenar en su hij@ resentimiento o desconformidad. Y a sabiendas de que los padres con su ejemplo y experiencias ofrecidas forman la personalidad y la salud mental de sus hijos. Pues también suele ser normal ver o escuchar personas que reprochan su crianza y manifiestan sentimientos de rencor; dolor o rabia ante situaciones vividas. No obstante; cuando una persona llega a la adultez ya es responsable de sus sentimientos; pensamientos y acciones.
Por lo tanto; ya no es válido achacar culpas a una madre que ha intentado entregar lo mejor de sí; una madre que refleja en su rostro el cansancio y la lucha de tantos años por sacar a sus hijos adelante. En esta etapa; si es tu caso; solo me queda invitarte a sanar las memorias que compartes con tu madre y a darte la oportunidad de amarla; perdonarla y especialmente agradecerle haber sido el medio para venir a la vida. Terapia necesaria aunque ella aún este presente o no lo este.
Cuando pasas de ser hija a ser madre, realmente comienzas a vivir en carne viva esa cantidad de emociones y experiencias que solo pueden sentirse cuando un ser que desciende de ti y de tus entrañas comienza a ser parte de tu vida.
(Lazos de la sangre y del alma)