Un maravilloso día en Venezuela

in spanish •  7 years ago 

Antes de seguir leyendo te informo que no verás nada relacionado a "los dulces momentos en la playa con los panas" o "el cafecito con mamá los domingos" ni ninguna otra memoria nostálgica usada como argumento para tapar las grandes fallas que tiene el país como si se tratase de un pulgar frente al sol, de aquí en adelante verás negatividad pura y dura, por lo que si eres de los que consideran a Venezuela el "mejor país del mundo" y te ofendes con facilidad al toparte con argumentos adversos a lo que según tú es la realidad te invito a que dejes de leer ahora mismo.

Una cosa más, escucha esta canción mientras lees:

Te levantas a las cuatro de la mañana, no por necesidad, sino gracias al corte eléctrico que apagó el aire acondicionado dando luz verde a una cuadrilla de zancudos emocionados por jugar al combate aéreo sobre tus orejas. La habitación se calienta en menos de nada y el sudor termina de despertarte, lástima que en este contexto las anteriores palabras no tienen nada de sexual, sólo son la representación en castellano del hecho de no poder seguir durmiendo y tener que levantarte antes de tiempo para iniciar otro día en Venezuela, que comenzará con dientes sucios y un retrete (olalá señor francés ¡POCETA!) lleno de orines porque no hay agua a excepción de lo que sobró en los baldes usados por ti para bañarte la noche anterior y que ahora son enormes vasos plásticos repletos de larvas de mosquito (¡conque de ahí es de donde vienen los desgraciados!).

Tras salir de tu simulación hogareña de un baño de carretera vas hacia la cocina donde descubres que el bajón eléctrico antecesor del corte de luz quemó el motor de tu refrigerador y ahora tendrás que vender un riñón para comprar uno nuevo pero no importa, de todas formas hace tiempo que no guardas nada allí. Te llevas a la boca un trozo de yuca frita y un vaso de agua temperatura ambiente mientras deseas que dicha yuca sea en realidad "yuca amarga" para morirte con una justificación que te excuse del suicidio, aunque vamos a estar claros, a Dios poco le importa lo que tú consideres bueno o malo, está demasiado ocupado salvando a Maduro a diario, es un trabajo más fácil que mantener a Castro y desde luego mucho más fácil que ayudar a los niños con cáncer.

Luego de vestirte a oscuras con el único uniforme laboral lavado gracias al racionado jabón que conseguiste por medio de los bachaqueros, sales por la puerta delantera rumbo a la parada más cercana rogando que el efectivo que te dio el banco en billetes de cien (cien mil no, maldita sea, CIEN) sea suficiente para los pasajes de ida y vuelta, esto no sería un problema si los repuestos para tu carro no costasen lo mismo que una pieza para la Estación Espacial Internacional en lo que al sueldo ganado en Bolívares se refiere. Caminas temeroso de escuchar una moto acercándose y tener que decir las últimas palabras que muchos venezolanos muertos a manos de unas ratas de barrio que manejaban motos Vera dijeron: "aquí fue", dicha plaga motorizada lleva una mejor vida que la mayoría si es lo suficientemente violenta dentro de un penal cuyo interior parece Disney World gracias al oro blanco capaz de pagar todos los lujos.

No sabes cómo pero llegaste sano y salvo a la parada en la que tendrás que esperar a un camión de ganado porque no hay repuestos para los autobuses regulares. Finalmente llega la carroza destinada a los hijos de quienes votaron por Chávez la primera vez, te acomodas hasta el fondo mientras mujeres tostadas de rostro masculino con pelo malo, mal olor e increíblemente gordas con leggins ajustados y bolsas de fibra plástica con diseño de Piolín se aprietan contra ti haciéndote pensar: "¿No era que las venezolanas eran las mujeres más hermosas del mundo?", bien jugado encargado del markentig turístico nacional, bien jugado.

Viajas poniendo tu vida en riesgo en esa batea de carga cubierta con una jaula de hierro hedionda a puerco, aunque no sabes si es por los cerdos evidentemente transportados en un vehículo de esa naturaleza o por la fragancia natural de las personas que viajan contigo, en fin, llegas a tu destino sin vomitar sólo para verle la cara al colector que te dice: "No se aceptan billetes de cien", resuelves haciéndole una transferencia con tus megas, justo a tiempo, porque Yonkleiber se bajó de la moto para quitarte el celular de las manos y de paso te insultó debido a la pantalla rota, no importa, de seguro el Salto Ángel te comprará un celular nuevo.

Llegas un poco tarde a tu lugar de trabajo, la gente amontonada dentro del recinto te estorba hasta quitarte un par de minutos más por culpa de los puntos de venta que están lentos o caídos, todos saben muy bien tu estatus de empleado pero eso no evita que algunos clientes se dediquen a romperte los testículos con los siguientes comentarios: "se dice buenos días", "que pase primero la dama", "con esa cara de ladilla no vas a llegar a ninguna parte, por eso estamos como estamos", ¡NO HIJOS DE SU PUTA MADRE! ¡MIL VECES NO!, este puto día no tiene nada de bueno, la "dama" de seguro se queja en Facebook porque quiere igualdad ante los hombres y no ser sólo un "objeto" o "una damisela en apuros" y por último: "¡ESTAMOS COMO ESTAMOS POR CULPA DE LA IZQUIERDA Y DE LOS ARRASTRADOS QUE CERRARON LA BOCA GRACIAS AL CUPO VIAJERO Y AL 'NO VALE YO NO CREO, NO SOMOS CUBA!"; sin embargo, estas respuestas sólo se manifiestan como un rubor en tu cara ya que de decirlas en voz alta te caería la ley del odio y todos los borregos cuya opinión sobre asuntos ajenos creen que cuenta.

Afortunadamente para ti, se acabó temprano la jornada laboral gracias a un pico eléctrico que quemó un par de computadoras y unos empleados de CANTV que se robaron los cables de dicha compañía y, como es Venezuela, todo eso tardará un poco en solucionarse pero ¡oye!, los dólares que tu jefe venderá para solucionar todo eso probablemente llegarán a las manos de un joven emigrante necesitado o a las de un militar deseoso de un IPhone nuevo y así servir como ejemplo de lo muy dañinos que son los productos hechos en capitalismo. Lo bueno es que por fin tienes tiempo de ir a hacer las compras y de solucionar unos asuntos en el Registro Principal.

Como las estanterías estaban vacías y lo poco que había era impagable a juzgar por esa botella de Coca-Cola que la vendían como si se tratase de un Whisky 18 años, fuiste directamente a hacer la cola al registro ¿quién quita que esta vez lo logres? Las personas a tu alrededor hablan de los temas más diversos, unos se quejan de los gestores que aceleran los trámites sólo porque no pueden costeárselos, otros hablan de sus hijas/hijos/amiga/amigos/ primo/hermano/ panas/ conocidos que se fueron del país para llegar a la Tierra Prometida (¿Perú?) y otros les refutan diciéndoles que eso no es así sino más feo en comparación con Venezuela, sin importan quiénes estén ahí algo es seguro: sigues sin saber por qué coño dicen que este país tiene "las mujeres más bellas del mundo".

Entre todos los personajes a tu alrededor no faltan los limosneros con "familiares en el hospital" que gritan su necesidad por obtener dinero y los imbéciles que gastan el tan preciado efectivo en ellos, sin mencionar que no paras de preguntarte: "¿cómo le hacen para seguir vivos?". En la puerta de entrada a las oficinas, ves a un par de los tan temidos "tombos", policías gordos, morenos, bajos e incapaces de razonar más allá del "sí" y del "no" pero que igual tienes que respetar porque representan al gobierno fracasado más longevo de esta parte de América, pasas junto a ellos pidiendo que no se fijen en ti hasta oír la "indirecta" de "pa' los frescos", afortunadamente ven tus billetes de cien y te dejan en paz ¡de algo iban a servir! y en algún momento podrán ser usados como papel "tualet".

Adentro de las oficinas necesitas que tramiten un poder para que tu hijo(a) pueda viajar pero resulta que exigen un sello de la aerolínea en una época en la que los pasajes son electrónicos y vienen con un número de verificación que no es suficiente para el oxidado sistema burocrático venezolano, también tienes la cédula laminada extraviada (robada) pero no puedes pedir una nueva hasta que no tengas el pasaporte que solicitaste desde hace más de un año pero que no te quieren dar porque no tienes la cédula, en fin, unas normas manejadas por burócratas cuya formación universitaria de algunos es difícil de creer ¿es este en verdad el país con la mejor educación?, la mayoría de los profesionales no saben poner los acentos, ni siquiera en los carteles que dicen "aquí no se habla mal de Chávez" o algo por el estilo, colocados en todos los sitios donde exigen firmas, copias, huellas, constancias, un mono de jade y sangre de una virgen extraída durante un eclipse de sol.

Regresas a tu casa empapado de contrastes, por un lado desidia extrema y por otro riqueza absurda proveniente de orígenes cada vez más difíciles de creer pero con la obviedad de que tú no accederás a estas minas de oro; tras deprimirte, te sorprendes sobre tu ideología, ésta se volvió más complicada de definir pero sabes que deseas haber vivido en la época de cierto dictador cuyo anhelo fue construir en lugar de destruir, hombre que hizo demasiado en cinco años de "fascismo" en contraposición a los cuarenta de democracia, recuerda no decir eso en voz alta, ni siquiera frente a los niños, pues los hijos del vecino le cuentan todo y sabes que él es el sapo de la cuadra que puede robar baterías de carro si quiere. Finalmente te vas a dormir sin luz y sin bañarte mientras reflexionas lo que te tocó y te tocará vivir: una vida llena de sacrificios con vagas esperanzas de recuperar la comodidad que te fue arrebatada, eso si logras salir y prosperar en el extranjero, empresa que por el momento parece lejana; sin embargo, tienes un consuelo: tres o cuatro horas de sueño en tu propio mundo de fantasía donde serás libre al menos por un rato.

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