A menudo, leemos o escuchamos hablar del acoso escolar, y sabemos que lo sufren muchos niños y adolescentes en el mundo entero. El mismo puede ser físico, verbal y/o social (es decir, excluir a un niño de un grupo de amigos o de un equipo de trabajo).
Hemos investigamos sobre el tema y te sugerimos cómo ayudar a tu hijo si sufre de acoso escolar.
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La comunicación con los hijos no siempre es sencilla. Ya sea por la personalidad del pequeño o del adolescente, o porque no sabe cómo hablar de aquello que lo hace sentir mal, tratar el tema del acoso escolar puede ser complicado.
Una posibilidad es no abordar el tema de manera directa. Se le puede preguntar generalidades: cómo le va en la escuela, si tiene amigos, cómo son sus maestros. Si el niño se muestra reticente a conversar sobre eso, es probable que sea víctima de algún tipo de discriminación.
¿Qué hacer en esos casos? Para empezar, es imprescindible que el niño o el adolescente sepa que cuenta de manera incondicional con el apoyo de la familia: palabras de aliento, demostraciones de amor, y presencia e interés por parte de los padres son opciones fundamentales para reafirmar la confianza de tu hijo en ti.
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- Es común que los adolescentes tengas períodos de introspección, preocupación, e incluso, tristeza. Todo eso forma parte de esa etapa del crecimiento: el paso entre la niñez y la adultez.
Sin embargo, si esos sentimientos permanecen en el tiempo, o son tan fuertes que le impiden a tu hijo llevar una vida normal, es posible que esté teniendo problemas en la escuela. Durante la adolescencia, la pertenencia a un grupo es muy importante, así como la confianza en sí mismo y en los demás.
- Por eso, hay que estar atentos a los siguientes síntomas:
Depresión, la cual no es lo mismo que la tristeza. Es un sentimiento de derrumbe que muchas veces no permite hacer nada, ni siquiera salir de la cama.
Falta de sociabilidad. Si tu hijo no tiene amigos, si no chatea con ningún compañero de escuela, si no se junta con otros chicos de su edad, o si se queda todo el tiempo en la casa, son señales de una conducta para nada normal en un ser humano.
Falta de apetito. A menudo, eso oculta otros problemas: angustia extrema, preocupación excesiva por el propio cuerpo, entre otros.
Moretones o signos de dolor físico. En este caso es posible que el chico sufra de acoso físico.
- Todas esas señales pueden indicar que tu hijo es víctima de discriminación.
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El maestro es el adulto responsable de lo que pasa en la clase. Existe la posibilidad de que no sepa que el niño es víctima de acoso, ya que el mismo puede ocurrir en los recreos o fuera de la escuela.
En ese caso es importante poner al tanto de la situación al profesor, y proponerle tácticas de inclusión e igualdad para toda la clase. El maestro debe demostrar que para él todos los alumnos son iguales.
Si está al tanto del acoso y no sabe cómo actuar frente a eso, tanto el profesor como los padres deben hablar con los directivos de la escuela.
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Que tu hijo sufra acoso escolar no significa que no tenga amigos.
Si él los tiene, si te habla de ellos y te los presenta, asegúrate de que se sientan cómodos en tu casa, que sepan que son bien recibidos. De este modo estarás logrando dos cosas muy positivas:
Que los amigos de tu hijo desarrollen una mayor empatía hacia él.
Que tu propio pequeño vea que cuenta con tu apoyo y que apruebas sus amistades. La creación de vínculos es fundamental en la lucha contra el acoso.
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Sabemos que, a menudo, un adolescente prefiere pasar el tiempo con amigos o encerrado en su habitación. Es parte del crecimiento.
Sin embargo, y sin que tu hijo se sienta presionado, procura pasar más tiempo con él. Lo ideal es realizar actividades en las que se sienta cómodo y a gusto contigo: pueden ir de compras, al cine, comprometerse a ver una serie juntos, o simplemente sentarse y conversar.
La finalidad de esto es reforzar el vínculo entre padres e hijos, para que aumenten su confianza en sí mismos y en su familia. Eso contribuirá a que ellos se hagan más fuertes, emocionalmente hablando.
Por último, un recordatorio: cada chico tiene una personalidad propia, pero también recibe influencias de su entorno. Y ese contexto es su familia, su hogar. Al margen de los rasgos personales, un chico copiará actitudes, pensamientos y acciones de sus padres. Por eso, la mejor manera de empezar a ayudar a tu hijo es demostrando confianza y respeto por todos.
¿Alguna vez has tenido que enfrentar situaciones así?
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-Katy-