Una noche de verano cuando apenas aún dormía, mi ansiedad no me dejaba respirar. Era lo que no quería ser “Una simple ciudadana”.
Cuando comencé mi carrera universitaria, “Maria” como el nombre lo indica, era una joven estudiante con un promedio regular. No se tomaba en serio nada y pensaba que todo era color de rosa.
Afortunadamente encontró la universidad que tanto soñaba estudiar desde adolescente, pero a pesar de eso, no le garantizaba su éxito en la vida. Debía esforzarse y estudiar al máximo si quería lograr todos sus propósitos en la vida.
Cuando comenzó a trabajar para pagarse sus estudios hacía las cosas por hacer porque no le gustaba ese empleo. En realidad había algo que no entendió desde el principio y eso la perjudicaba. Fue despedida de su primer empleo por no cumplir con los requisitos solicitados. Cometía muchos errores pero era por estar distraída y no enfocarse en las actividades impuestas por sus jefes. Que era lo que le faltaba? Seguía con sus dudas.
Al pasar el tiempo encontró un empleo en una tienda de ropa. Vendía accesorios y vestidos de damas. Su poco entusiasmo y su manía por estar distraída la hacía cometer errores. El poco interés le hacía perder sus empleos y unas de las cosas era porque no le daba importancia a las pequeñas cosas que le ofrecía la vida. Su poca experiencia y su pertinencia no la dejaban dar lo mejor de sí.
Al cabo de unos años se graduó como administradora, consiguió un empleo en su profesión pero seguían los mismos hábitos. Debía cambiar su actitud y enfocarse en sus prioridades. Repetir ese círculo vicioso no le favorecía, al contrario la perjudicaba.
Mientras su sufrimiento se perpetuaba en la vida de “Maria” al no entender su mala suerte, ésto la consumían en vicios y en pesimismo haciéndola presa de sus propias actitudes y hundiéndose más en su abismo.
Un día decidió trabajar sola e independizarse mostrándose “autosuficiente”, creyendo que eso formaba parte de su proceso. Logró todo lo que quería, pero sus errores permanecían. Una noche al ver su teléfono caer se dió cuenta que debía cambiar y comenzó hacer las cosas como se debían. Al final logró entender que debía esforzarse y enfocarse en lo que hacía o trabajaba ya que eso le costaba dinero y tiempo. Entendió lo que la vida trataba de enseñarle que era: “Hacer las cosas con Amor”. Desde ese día todo cambio y nació la nueva “Maria”.
“Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal.”F. Nietzsche.
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