Una vez en ocumare de la costa, me encontraba en compañía de mi mejor amigo Leonardo Flores (Gordito), veníamos saliendo de un río montando a caballo cerca del pueblo, llegando a la carretera principal pasamos por al lado de una terminal de pasajeros (parada de autobuses) la cual se encontraba fuera de servicio, enmontada y en la cual se refugiaba el vigilante encargado de la instalación el cual esta en posesión de cierta cantidad de ganados (6), "Gordito" y yo vimos el lugar abandonado y el ganado sin protección y sentimos la leve tentación de hacer una travesura.
Estuvimos transitando cerca del lugar por aproximadamente una semana entera viendo posibilidades de hurtar el ganado, un día tomamos la decisión de actuar al respecto teniendo ya la rutina del vigilante en conocimiento, esperamos que se hiciera la hora en la que el vigilante no se encontrara y procedimos a actuar, ya a muy altas horas de la noche nos dirigimos hacia el terminal con un rollo de soga cada uno para enlazar al ganado, cuando entramos el ganado percibió nuestra presencia (su 6to sentido supongo) y se alejaban de nosotros sin siquiera poder vernos, eran demasiados para solo dos sogas que teníamos y decidimos tomar al más grande y el más pequeño así los demás solo nos seguirían, efectivamente luego de haber amarrado los dos toros los llevamos fuera del terminal y el resto del ganado nos seguía.
Salimos del terminal y teniendo cerca la montaña decidimos subirla hasta cierto punto para ocultar el ganado, al venir bajando se nos hizo de día y pasando por el terminal nos encontramos con el vigilante, estaba angustiado porque su ganado había "desaparecido", el tenia en cuenta que gordito y yo estábamos en relación con caballos y nos encontrábamos siempre cerca de animales y ya nos había visto pasar por el terminal, ignorando que nosotros habíamos sido los raptores de su ganado nos pregunto si sabíamos del paradero de estos, gordito y yo nos fingimos que no habíamos sido nosotros pero afirmamos haberlos visto en otro lugar, el vigilante emocionado por saber que había alguien con el conocimiento del paradero de su ganado nos ofreció una recompensa por traerlo devuelta y nosotros accedimos a dicha oferta.
Esa madrugada subimos la montaña en búsqueda de los animales, ya de día nos encontrábamos de regreso al terminal para hacerle entrega al vigilante de su ganado y este muy agradecido nos dio la recompensa que ya había ofrecido, gordito y yo cruzamos miradas con un aliento de malas intenciones en ellas, pues se nos ocurrió la idea de volver a hurtar el ganado y cobrar la recompensa por su recuperación, el vigilante ignorando que nosotros eramos los causantes de que su ganado se "extraviara" nos seguía remunerando a medida que le devolvamos el ganado al terminal luego de ser nosotros mismos quienes lo raptaba.