Capítulo 1.

Eran las 2:30 a.m, la hora donde usualmente te sientes valiente, recreas mil y un escenarios en tu mente que crees podrás hacer realidad. Esa madrugada no imaginaba nada en particular, mi mente volaba como mariposa en un lindo prado, mostrando su libertad y belleza. Recostado en mi cama, soñando despierto, en la mayor oscuridad y silencio que puedes obtener en una ciudad a las 2:30 de la mañana. 5 min después mi mente decidió que ya no era tan divertido seguir volando, en su lugar ato un grillete al pensamiento que con algo de éxito había logrado evitar durante el día: Abril.

Era como destapar una botella de refresco batida, un estallido, todo era inundado por aquel líquido pegajoso, que era difícil de remover. Imágenes, cientos de imágenes pasaban una tras otras, a pesar de su velocidad podía digerir la información de cada una de ellas, eran recuerdos, un pasado que todas las noches a las 2:35 am se convertía en presente.

Entre todas esas imágenes de recuerdos había una que no terminaba de encajar en el rompecabezas, parecía que no era de este set de piezas, pertenecía definitivamente a un dibujo completamente diferente. Pero siempre, sin excepción seguía apareciendo, como fiel compañero de aventuras a las 2:35 am.

Este evento venía sucediendo desde hace dos meses, justo el día después en que decidí dejar de buscar a Abril. En pocas palabras ya estaba harto de llegar siempre al mismo punto, y por otro lado esperaba todas las noches a las 2:35 para que estas imágenes pasaran por mi cabeza, intentar hallarles un sentido y sobre todo para seguir recordándola, lo único que me aseguraba que ella existió, que fue real, eran esas fotografías mentales que se presentaban cada noche a las 2:35.