Mi crisis a los 20 | Relato parte II.

in spanish •  7 years ago  (edited)

¡Hola comunidad!

El siguiente relato es la continuación de la parte I, te recomiendo visitarlo si aun no estas al tanto.


Era viernes por la tarde, clima nublado y lloviznas dispersas. Parecía que el clima se había sincronizado con mi estado ánimo, parecía que el clima sabia lo que iba a suceder.
Me acompañaba en el trayecto al aeropuerto mi madre, ninguno de los dos hablábamos, sentía su respiración agitada y podía notar que mantenía una lucha interna para no llorar. Llegue a tiempo para abordar el vuelo, casi pierdo el avión y si eso ocurría no sé que hubiera sido de mi.

Photo by Andrew Haimerl on Unsplash

El vuelo era largo, más de 3500 kms aproximadamente, unas 5 horas, me sentí un idiota por olvidar mis audífonos y claramente la sensación de ansiedad/desesperación no me dejaría conciliar el sueño, mi mente no hacia más que divagar.

Así pasaron las horas hasta que me di cuenta que el avión estaba por aterrizar, lo sabia porque lo sentía descender pero por la ventana veía atónito la inmensidad de la ciudad la cual creia seria mi refugio por un tiempo determinado.
Al llegar al aeropuerto obligatoriamente tenia que pasar por la fila de migración, cumplí con el protocolo, tomaron mis huellas digitales y la respectiva foto, pensé que todo iba encaminado de la mejor forma, mi actitud exponía confianza y seguridad pero seria insensato no confesarles a ustedes lo angustiado y nervioso que estaba, mis piernas temblaban, nunca me había sucedido algo así a lo largo de mis 25 años.
Photo by ANDRIK LANGFIELD PETRIDES on Unsplash

El oficial encargado de atenderme toma mi pasaporte y marca unas letras que hasta en el momento en el que escribo esto desconozco su significado y ni ánimos tengo averiguarlo además no recuerdo con exactitud cuales eran las letras.

Me mantuvieron en espera algunos minutos, no había un dialogo entre el oficial y mi persona, me insto a no usar el smartphone y llamo a dos oficiales más. ¡Vaya! debía seguir esperando, me habían quitado mi pasaporte y estaba retenido.

Me trasladaron a otra sala donde vi a personas en mi misma situación, eran refugiados, personas que huían de guerras, situaciones políticas y económicas. En la sala de los desdichados como la califique estuve más de 15 horas, el piso era más frio que las paredes, el silencio era rotundo, nadie se atrevía ni a susurrar.

Al salir de la sala y el aeropuerto estaba un poco más sereno, no temía tanto a una deportación puesto que la ciudad que había escogido para mudarme era una ciudad santuario.

El término se utiliza para las ciudades en Estados Unidos que ponen en práctica políticas para limitar su colaboración con las autoridades federales de inmigración. No es un término legal, así que la forma de implementarlo puede variar, pero las políticas pueden establecerse en la legislación o pueden simplemente ser prácticas de la policía local.
Por lo general, implica que cuando un residente de alguna de estas ciudades entra en contacto con la policía, no se le pregunta por su estatus migratorio- Redacción BBCmundo.



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Considerando que había llegado desde un país donde el salario mensual equivalía a lo que las personas ganaban en este en media hora mi presupuesto era limitado además para encontrar empleo y poder subsistir hice caso a la recomendación de un conocido con 6 meses viviendo en esta ciudad "pagar por conseguir papeles falsos de trabajo".

Los papeles falsos redujeron mis cuentas a la mitad e indicaban que me llamaba Miguel.

Asistí a entrevistas para trabajar en fabricas los primeros días pero no quería tener que envolverme tan pronto en un mundo laboral tan opresor y explotador donde lo mínimo de jornada laboral eran 10 horas, de todas esas entrevistas regresaba al apartamento que arrende caminando pues con un presupuesto limitado no era prioridad gastar dinero en transporte, la vez que más recorrí según la aplicación de Nike que tenia en mi smartphone fueron 8 kms.



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Pasaban los días y conseguí empleo en un bar-restaurant de comida típica de cierto país, el cual no mencionare para no permitirme que surjan de parte de ustedes estigmas y prejuicios. Antes de emigrar había realizado un curso de asistencia en barras y bebidas, lo cual supongo me ayudo a ser contratado.

Para esa temporada ya era invierno, estación implacable de frío, frío el cual no soportaba, me rompía los huesos y agrietaba mis labios, estaba acostumbrado a temperaturas superiores a 30 ºc, como medida de protección lo que hacía era irme a la cocina donde estaban los cocineros y pegarme literalmente a las ollas sobre las hornillas para sentir un poco de calor corporal.



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Todo parecía ir bien en mi trabajo, un día me asignaron en la barra a un trabajador connacional de mis jefes. El no sabia mucho como iba la movida e incluso era torpe para algunas tareas, me propusieron entrenarlo por varias semanas, propuesta a la que accedí de buena fe, aunque al final resulto ser una estrategia de mi jefe para dar empleo a su connacional y despedirme a mí.

Con el pago del despido más lo que había estado ahorrando, lo primero que hice fue comprar una bicicleta para no cansarme físicamente caminando largas distancias, mi primer pequeño logro y pagué a un abogado para que me ayudara a regularizar mi situación migratoria, me advirtió que seria un proceso largo.
Sin mis verdaderos papeles, sin un estatus migratorio adecuado no podía aplicar a trabajos en mi verdadera especialidad, no me toco más que aceptar la oferta laboral en otro restaurant.



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En mi primer día de trabajo en este lugar pude notar lo vigilado que estaba siendo, mi jefe coincidía con el prototipo de no ser un extranjero friendly. Una vez más la situación me abrumo caí en depresión, hacia todo mal en el trabajo, bajé de peso por trastornos alimenticios y llegaron las drogas a mi vida, al país que me mude era fácil conseguirlas y no hablo de la marihuana.

Desde mi adolescencia había fumado marihuana, de hecho no la considero una droga, incluso en mi país de origen llegue a participar en activismo por la legalización de la misma por lo tanto en este texto no me refiero a ella. Me refiero a las que me estimulaban como la cocaína y las que me ponían a fantasear, desvariar como la LSD.



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Mi vida parecía una metodología de esas que tanto me había tocado estudiar en el laboratorio que trabajaba de ciencias computacionales, parecía todo un bucle de programación, siempre hacia lo mismo, todo era una rutina, una costumbre.

Empezó a preocuparme el tener 27 años, la edad de los suicidas como Kurt Cobain, Amy Winehouse, Jimi Hendrix y no ir más allá, buscar algo nuevo, más bien me hundía en lo que hacia, me estresaba que no hubiera nadie en mi vida para compartir mi cama todas las noches, a pesar que algunas noches conseguía compañía, compañías efímeras, volátiles pues supongo que es lo que sucede con personas que encuentras en aplicaciones de cita.


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Hoy habiendo pasado 13 años no me queda más que agradecer a mi chica, Adela. Adela inmigrante como yo de origen centroamericano además una dreamer, la cual logro ayudarme a salir del hueco donde me mantuve metido a lo largo de una década. Pues, un día decidido a dejar toda la mala vibra atrás para buscar ayuda profesional psicológica tome el periódico y estaba su numero de contacto, se convirtió en la mejor psicóloga que haya podido conocer, la mejor esposa y yo su mejor cliente. Mi estatus migratorio cambio, hace casi 5 años logré ganar la lotería de visas lo cual me permitió encontrar mi empleo soñado en una empresa de desarrollo de realidad virtual .

La lotería de visas es lo ocurre cada año, cuando se ofrece a miles de personas procedentes de todos los rincones del mundo la oportunidad de residir de forma permanente en Estados Unidos. Sus requisitos son pocos. Y no cuesta nada. -Redacción BBCmundo.


¡Gracias a todos por leer! ¡A @mosqueteros por ser un gran apoyo desde el día de uno y a @cervantes!

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American dream... Muy buen relato, esas experiencias fortalecen mucho y ns enseñan demasiado ¡Un saludo!

¡Gracias por leer!

muy buen relato y muy buena imagen! un abrazo compi

¡Gracias por leer amigo!

Buen relato, una experiencia que a cualquiera lo hace mas fuerte y por sobre todo llena de sabiduria..La vida no es color rosa, siempre habran situaciones que nos hagan entender ello, eso generalmente nos toca vivirlo a partir de los 20, tenemos que madurar (a veces a los golpes) pero siempre sera gratificante ver que con un mucho esfuerzo de nuestra parte todo nos saldra bien.
Un abrazo!

Exactamente Ruby, la vida a veces nos pone pruebas pero el superarlas y sobreponerte a ellas te infla el pecho siempre.
Gracias por leerme.